De acuerdo con una nueva teoría planteada por el Dr. Miki Ben-Dor y el Prof. Ran Barkai del Jacob M. Alkow del Departamento de Arqueología en la Universidad de Tel Aviv, la evolución del cerebro humano se debió a la desaparición de la ‘megafauna’.
Esta propuesta sobre la evolución del cerebro, la cual se dio entre los años 650 a.C. y 1,500 a.C., es la primera en su tipo; y se encuentra publicada en la revista electrónica ‘Quaternary’ bajo el título: “Prey Size Decline as a Unifying Ecological Selecting Agent in Pleistocene Human Evolution”.
De acuerdo con el estudio, la extinción de la ‘megafauna’, sirvió como “agente de selección” en los cambios evolutivos y culturales, debido a que por la falta de disponibilidad de las grandes presas, el ser humano tuvo que adaptarse a la caza de pequeñas presas, las cuales presentaban mayores retos para el cerebro.
Y es que, la caza de pequeñas presas, debido a las características de estas, en cuanto a: velocidad, cantidad y ubicación; demandaban un mayor desgaste energético en los humanos, por lo que con la intención de aminorarlo, el cerebro tuvo que ir evolucionando.
Es decir, el aumento del cerebro del Homo Sapiens fue impulsado por la necesidad de desarrollar nuevas y simples habilidades de caza.
Otros impulsos para la evolución del cerebro
Aunque la caza fue el detonante principal para la evolución del cerebro humano, de acuerdo con el estudio, esta necesidad no fue la única que impulso su crecimiento en 50 por ciento del cerebro de Homo erectus al del Homo sapiens.
Pues una vez lograda la disminución energética empleada en la caza, los humanos comenzaron a definir y mejorar otras múltiples habilidades cognitivas implicadas en el mejoramiento de la caza, lo que ayudó en el desarrollo del cerebro, como son:
- La locomoción mediante el seguimiento
- La comunicación lingüística de la ubicación de las presas
- Acumular y transferir conocimientos
- Mantener el fuego
- Producir herramientas complejas y con formas