Seguimos en el Día del Amor, fecha donde las parejas se demuestran su cariño de diversas formas, en su mayoría materiales; aunque el resto del año medio se ignoren. Sin embargo, ¿se han puesto a pensar lo que implica el concepto del amor? Tal vez sí, en algún punto de su vida, y no sólo ustedes; todo el mundo lo ha hecho, incluyendo las grandes mentes de la filosofía. Si bien todos ellos están de acuerdo en que dicho sentimiento parte de una dualidad en donde se busca el agrado y reconocimiento del otro; la forma en que esto se logra varía. Además, se alejan de cualquier simbolización romántica rosa; más bien, al ser parte del ser humano, su tonalidad se vuelve gris.

Vayamos por partes, Hegel menciona que el amor es reconocimiento de mí mismo en el otro. Para él, toda la dinámica de relaciones se basa en una lucha perpetua entre el dos formas predominantes, la denominada dialéctica del amo y el esclavo, donde una forma quiere dominar a la otra, para obtener el reconocimiento por parte de esta afirmándose como un ?yo-mismo?. En el amor, esa forma se rompe, pues no sólo se reconoce el yo del otro, se reconoce la propia autoconciencia en la figura de la alteridad; lo cual es bueno, pues estás en paz contigo mismo (no sientes el dominio brutal como sucede con el amo y el esclavo).

Muy bien, existe un reconocimiento; pero si damos un salto, veremos que Nietzsche menciona que dentro de los amantes, cada uno tiene una propia versión de ese amor; uno de ellos entiende por amor la entrega total, mientras que el otro busca poseer. Para él, el verdadero amor se da cuando uno puede abandonarse a sí mismo, para ser tomado por el otro, siempre y cuando, el amado pueda tomar añadiendo y cubriendo el espacio que produjo dicho abandono, engrandeciendo a los dos al mismo tiempo. ¿Qué es esto? Un complemento. No obstante, también menciona que, por sus rasgos, aquella persona que desea ser poseída es un ser fiel, mientras que el conquistador, no lo es; en otras palabras, su amor no implica fidelidad. Puede llegar a desarrollar o tener una noción de ?lo fiel?, pero esto no forma parte de la esencia de su amor. ¿Esto es inmoral? Por supuesto, recordemos que la filosofía de Nietzsche se basa en la fuerza de la naturaleza y esta propiamente es inmoral.

Hasta aquí todo más o menos bonito: el amor es complemento y reconocimiento; pongámonos serios. Schopenhauer es tajante, el amor sentimental es una de las más grandes mentiras del ser humano, no existe; lo que existe es una atracción dada por la voluntad, por la necesidad de vivir en términos biológicos. El amor acontece porque dos personas desean vivir, por ego y necesidad (se quiere a un compañero para solventar los males de la existencia), pero sobretodo por la necesidad natural de procrear, nada más. La elección se hace en forma puramente sexual biológica, ni siquiera placentera; se escoge a la otra persona por sus rasgos propios para dar una progenie fuerte que cubra los males de la generación actual, de los padres; logrado ese objetivo el amor se acaba. Las mujeres se vuelven unas ingratas y los hombres unos aburridos.

¿Qué hay del amor platónico? Para Platón, el amor terrenal es no es amor de verdad. Menciona que uno debe de empezar amando las formas físicas bellas, para después comenzar a amar la forma espiritualmente bella; esto es, el alma. Pero no debemos detenernos ahí, el proceso debe de seguir elevándose hasta que amemos la belleza en sí misma, no la representación falsa del mundo sensible, sino su verdadera forma inteligible. Debemos de amar la idea de la belleza y no la falsedad de lo estéticamente bello. Traducción, el sentimiento puro del amor sólo se da hacía la idea del amor, no hacía alguna persona que nos represente eso, porque todo aquello que vive en el mundo sensible es imperfecto y no merece ser amado en la medida ideal.

Ya sabes un poco de todo lo que implica el amor. Y ahora, damas y caballeros, de  Los Ángeles, California, The Doors.