Diversión pura a través de la violencia sin sentido es la impronta que sigue 'Maneater', el nuevo título desarrollado por Tripwire y Deep Silver. Y es que, en lugar de encarnar a un arquetipo de héroe, nos tocará tomar el rol de un tiburón que lucha por sobrevivir y vengarse del temido "Escamoso Pete", un intrépido cazador de escualos.
La historia de este tiburón comienza cuando el Escamoso Pete caza y le da fin a su madre. A partir de entonces, la dinámica consistirá en sortear distintas misiones para permitir que el personaje obtenga mejoras como hacerse más veloz o resistente, y así poder toparse con Pete y acometer la vendetta.
A la par de que vayamos avanzando, podremos ir personalizando al protagonista, que irá ganando en tamaño y lucirá como una imponente amenaza marítima. De igual modo podremos obtener movimientos y ataques especiales, como la mandíbula eléctrica.
Juego y reality show de tiburones
Uno de los aspectos más notables es el narrativo, ya que la entrega pareciera ser un documental sobre naturaleza salvaje, al más puro estilo de los que pasan en canales especializados, incluso existen tintes de reality show que aportarán la dosis de humor necesaria.
Máxime porque el narrador, que en todo momento acompaña nuestras andanzas, hace desde comentarios alusivos a los aspectos biológicos de los tiburones, hasta chistes bastante ácidos: “Acabas de ser devorado por una futura maleta”, dice luego de que nuestro ejemplar pierda la vida con un cocodrilo.
Para quienes gusten del cine basado en animales, como la entrañable 'Tiburón' de Steven Spielberg, o la nueva 'Megalodón', encontrarán en 'Maneater' varias referencias al respecto, pero a lo largo del juego también hallaremos guiños a personajes como Peter Pan.
La monotonía es una debilidad hasta para un megalodón
Dentro de los movimientos que tendrá nuestro personaje se hallan poderosas mordidas capaces de destruir barcos; coletazos, y hasta la posibilidad de desplazarse por tierra causando terror por doquier entre los humanos, a quienes puede devorar sin ningún pudor y de una forma tan grotesca como hilarante.
Pero cuidado, ya que a medida de que se cometan destrozos de consideración irán acudiendo cuadrillas de cazadores, que al derrotarles incrementaremos nuestras habilidades. Para curar los daños recibidos será necesario alimentar al tiburón con peces, tortugas y otras proteínas.
Más allá de lo divertido que resulta desatar el caos en escenarios como playas abiertas al devorar humanos y fauna, lo cierto es que a las misiones principales les hace falta variedad. Lo cual se torna más evidente cuando el personaje es todo un megalodón, y es que los oponentes resultan bastante sencillos de eliminar.
Potencial RPG desperdiciado
Sin duda se le pudo sacar mucho más juego al estilo RPG que 'Maneater' pretende representar, así como al mapa abierto con el que se cuenta, pues el desarrollo del personaje pareciera ser automático y que no guarda mucha relación con el progreso que vayamos realizando.
Aunado a ello, los controles en ocasiones dejan mucho que desear, sobre todo cuando se está en combate. De la misma manera, la cámara suele comportarse de manera extraña en los momentos menos oportunos.
Por el otro lado, la banda sonora, de muy buen nivel, así como el apartado gráfico, con la capacidad de ir de la noche al día y viceversa, cumplen con su cometido en aras de dotar de inmersión al juego. Además de que de cierta manera “maquillan” un poco las carencias ya descritas.
Un tiburón con los dientes no tan afilados
'Maneater' es un juego pasa pasar el rato, que probablemente con el paso del tiempo se convierta en una obra de culto, como muchos otros en el pasado; aunque es sumamente divertido en algunos aspectos, tiene carencias en muchos otros.
Es como una película Serie B, que no apela a un gran público especializado y que explota todo su concepto de la manera más ridícula posible; y aún así, logra tener cierto encanto, siendo tan mala que al final resulta algo bueno.
Así que si ya estás aburrido de juegos que constantemente se venden como artísticos, revolucionarios o filosóficos, valdría la pena darte un chapuzón con este vengativo tiburón.