Dentro de las miles de historias de ciencia ficción que hay en el mundo, es común encontrar la figura del cyborg, un ente mitad máquina, mitad ser vivo; por lo general, derivado de un ser humano. Estos personajes no sólo suplen alguna parte de su cuerpo con tecnología, sino que potencían sus capacidades y adquieren una nueva forma de relacionarse con el mundo.
Bueno, pues los cyborg no son exclusivos del mundo de la ficción. Conoce a Neil Harbisson, un joven que nació con una discapacidad ocular, no puede ver los colores, sólo percibe una gran gama de grises. Para remediar ese inconveniente, se hizo instalar un chip en su cerebro conectado a una antena para poder "escuchar" toda la gama cromática.
Fue en 2004, cuando el gobierno británico lo reconoció como el primer cyborg del mundo, pues tuvo que aceptar que la antena que posee apareciera en la foto de su pasaporte, un documento oficial.
Gracias a su integración con la tecnología ha logrado expandir su capacidad de percepción, lo que lo ha llevado a ser un artista por demás singular; pues pinta reinterpretando los sonidos como colores o compone música haciendo el proceso inverso (convirtiendo el color en sonido).
Junto con Moon Ribas, una de sus amigas, creó la Cyborg Fundation, una institución que busca ayudar a todos los humanos que quieran convertirse en cyborgs; dado que, en su interpretación, todas las personas están en un punto de transición para ser uno con la tecnología.
Con información de El País.