Con el estreno de la película Captain America: Winter Soldier, traemos algunos datos para que aquellos interesados no sólo se queden con lo presentado en la pantalla. En esta ocasión hablaremos del enemigo que le da nombre a la secuela de “El primer Vengador”. Advertimos que es posible encontrar spoilers de la cinta en el siguiente texto.
Originalmente, el Winter Soldier era un agente especial de la Unión Soviética entrenado para cumplir las misiones más sucias y mortales de dicha nación, de ahí la estrella roja en su brazo cibernético. Para lograr su objetivo, fue llevado al límite de las capacidades humanas, tanto así que prácticamente se convirtió en un “Súper Soldado” sin la necesidad del famoso suero.
Servía dentro del Departamento X, fiel al general Vasily Karpov y posteriormente a Aleksander Lukin. Durante ese tiempo sostuvo una relación con Natalia “Natasha” Alianovna Romanov, Black Widow. Si bien no podría decirse que era malo en su totalidad, pues varias veces se le vio dudando de su misión y prestando ayuda (directa o indirectamente) a varios personajes de Marvel; los fans lo recuerdan como uno de los enemigos más difíciles que ha enfrentado el Capitán América, rivalizando con el Barón Zemo y Red Skull.
Fue precisamente en uno de esos encuentros que se reveló la verdad del personaje: su identidad es la de Bucky Barnes, el compañero y amigo del Cap en la Segunda Guerra Mundial. Lo anterior se da a raíz de un ataque a la ciudad de Filadelfia, donde captura a Sharon Carter, agente de SHIELD y antigua pareja de Steve Rogers; misma que encuentra similitudes físicas entre el chico de los años 40 y el agente ruso.
Ante tal evidencia, el Capitán decide buscar y enfrentar a Winter Soldier, en el momento cúspide de la batalla, el Súper Soldado se hace con el Cubo Cósmico; objeto fundamental en la misión de su otrora compañero. Gracias al poder del artefacto, el Vengador pide que Bucky recupere su memoria. El “Soldado invernal” recuerda que sobrevivió a la explosión de la nave del Barón Zemo en la Segunda Guerra Mundial, cuando él y Cap intentaban detenerlo; cayó a las aguas congeladas, justo como el superhéroe, aunque perdió un brazo y todos sus recuerdos. Fue rescatado por agentes rusos casi al final del conflicto bélico, quienes le injertaron su característica prótesis robótica y lo entrenaron para ser una fuerza letal; debido a que sus servicios sólo eran requeridos de manera esporádica, cada que cumplía una misión era puesto en un sueño criogénico, de ahí que envejeciera un par de años, a pesar del paso del tiempo.
Ante tal revelación, Bucky no pudo con el remordimiento y la culpa, por ello aplastó el Cubo siendo teletransportado a una ubicación desconocida. Desde entonces, pasó mucho tiempo antes de que se supiera algo de él.
Algo interesante del caso del Winter Soldier, es que no se supo su identidad hasta la década pasada, pues existía una regla no escrita dentro de la comunidad del comic: “Todo personaje de comic tiene posibilidad de revivir, con excepción de Bucky, el Tío Ben y Jason Todd”; por ello, la creación del Soldado del Invierno no contemplaba, en un inicio, su papel como el compañero del Capitán.
La razón de lo anterior se debe a que varias de las autoridades de Marvel no estaban de acuerdo con la figura del “Ayudante Adolescente”, presentada en varias publicaciones de la época (“Batman” la más representativa hasta la fecha); por ello, la muerte de Bucky sirvió para mostrar que “La Casa de las Ideas” no estaba de acuerdo con esa práctica.
Asimismo, la aparición del agente ruso respondió a una necesidad del momento histórico. Al ser derrotados los nazis, principal enemigo del Capitán; éste se quedó sin villanos a los cuales enfrentar. Con la aparición de la Unión Soviética y su establecimiento como nuevo rival político e ideológico del estadounidense, nada mejor que mostrar a un soldado soviético “malo”, enfrentando a un soldado de Estados Unidos “bueno”. Cosa que recalcó el carácter propagandístico del superhéroe, el cual permanece.
Imágenes: Marvel.com