Una de las mayores interrogantes científicas, es si existe vida en otra parte del universo; agencias gubernamentales y entusiastas de todo el mundo han gastado millones de recursos en encontrar organismos vivientes fuera de la Tierra. Sin embargo, una hipótesis afirma que estamos completamente solos.
En su libro 'Rare Earth', Peter Ward y Donald E. Brownlee, establecen el concepto de la "Tierra Rara" que señala que nuestro planeta es tan peculiar, que podría ser el único que permita el desarrollo de vida en el universo.
Parten del hecho que nuestro Sistema Solar es muy diferente a otros conocidos, pues está en perfecto equilibrio, con planetas muy pequeños y otros enormes; algo que no se ve en otra parte, donde la mayoría de los astros tienen tamaños superiores a la Tierra; pero inferiores a Júpiter o Saturno.
No sólo eso, las órbitas también son muy singulares, ya que cuentan con una separación adecuada del Sol; en otros Sistemas, los planetas se localizan muy cerca de su estrella, lo que no haría posible el desarrollo de seres vivos.
Júpiter y Saturno habrían acomodado el Sistema Solar
La hipótesis señala que esta configuración tan inusual del Sistema Solar se debería a Júpiter y Saturno. En un inicio, ambos gigantes habrían estado en una órbita cercana al Sol, tanto así que se hubieran alineado con relativa frecuencia.
Este alineamiento habría provocado que sus campos gravitatorios chocaran de manera continua, lo que habría provocado un movimiento de su órbita original a la que tienen actualmente; como consecuencia de esto, se habría alterado la posición del resto de planetas y astros de esta región.
Aún más, es posible que el mismo movimiento de Júpiter y Saturno haya influido en cometas y asteroides cercanos; mismos que se habrían dirigido al resto de cuerpos, principalmente a la Tierra; estos chocaron con el planeta, provocando la aparición de mantos acuíferos, debido al hielo que traían en su superficie.
El choque de la Tierra con otro planeta dio las condiciones para la vida
Lo anterior no sería lo único que propició la vida en la Tierra; el choque con otro planeta también habría servido para poner los elementos del desarrollo de organismos complejos. Esto tomando en cuenta la teoría que señala que la Luna se formó de impacto entre nuestro hogar y el astro conocido como Theia.
Ahora bien, además de darse el nacimiento del satélite; el golpe de Theia habría servido para inclinar el planeta, calentar el planeta, potenciar su campo magnético y acelerar la rotación del mismo. Todo esto, combinado con el influjo que tiene la Luna, daría como resultado la vida en la Tierra.
El texto señala que, aunque son meras hipótesis, la conformación del Sistema Solar y nuestro planeta es algo muy extraño, que no se ha podido ver replicado en otros sistemas descubiertos hasta el momento.
Prácticamente afirma que nuestra existencia es un acto de la casualidad, en lugar de una generalidad estadística como quieren suponer varios investigadores; en otras palabras, son tantos lo elementos que propiciaron la vida en la Tierra, que sería imposible verlos replicados en otros planetas.
Con información de El País.