Después de mucha expectativa, cambios de concepto, en el equipo de desarrollo, de plataforma y un retraso de último momento; por fin salió Final Fantasy XV. Ante tantos problemas, la gran pregunta es que si valió la pena la espera y todo el hype alrededor del juego; si en realidad este título le regresa la gloria a la franquicia o todo se quedó en mero humo por parte de Square-Enix. Afortunadamente para todos los fans, la desarrolladora pudo cumplir con creces.
En esta entrega atendemos la aventura del príncipe Noctis, quien junto con sus amigos, emprende un viaje para encontrarse y casarse con la dama Lunafreya, heredera del reino de Tenebrae, esto con el fin de acabar con la guerra centenaria entre Niflheim y Lucis; sin embargo, todo toma un giro inesperado cuando los tratados de paz se rompen y ahora deberá de huir con el fin de recuperar el trono que le pertenece por derecho.
El título integra un sistema de juego por demás novedoso para la saga, más cercano a los títulos de acción que al RPG tradicional. Con un botón para ataques, otro para saltar, uno más para enfocar a los enemigos, y otro para poner defensa y esquivar ataques, todos estos se combinan con elementos clásicos de Final Fantasy, tal es el caso de la magia, la cual la obtienes al absorber materiales de la naturaleza (algo parecido al Draw de FFVIII); así como el armamento y equipo. Aquí hay algo importante y que le agrega dinamismo a las batallas, podrás cambiar de arma a media pelea, esto con sólo presionar alguna flecha de la cruz direccional; pasarás de una espada corta a una lanza en menos de un segundo, lo cual no sólo sirve para hacer más espectaculares tus combos (algo importante para obtener experiencia), sino para tener una ventaja sobre los diversos enemigos. Aunque parezca algo complicado, es muy intuitivo, si tienes experiencia en el género de los “botonazos” o en Kingdom Hearts, lo entenderás de manera rápida.
Por otra parte, el Ascension es un reminiscencia al Sphere Grid, Cristarium y las Licencias; al obtener los puntos necesarios, podrás activar los aumentos y acciones especiales de cada uno de los personajes, esto no de manera individual, sino por secciones: Ataque, Defensa, Poder Mágico o Trabajo en Equipo, ahí se podrán adquirir los grados para los personajes de manera individual o en su conjunto. Por otra parte, están las Skills, que son habilidades de orden más mundano, como pescar, cocinar o tomar fotos; si bien parece que no agregan nada al sistema principal, llegan a tener su relevancia en la aventura, por ejemplo, con un buen nivel de pesca podrás atrapar mejores presas que Ignis cocinará, siempre y cuando tenga maestría en ese aspecto, cosa que servirá para mejorar el estatus o recuperar a los héroes después de un largo día de enfrentamientos.
Los puntos de habilidad se obtienen en las diversas misiones del juego, sean estas principales o secundarias, además, habrá ocasiones en que se te dé a elegir una respuesta para diversas preguntas o comentarios que harán los NPC, de acuerdo a tus señalamientos, se te pueden otorgar algunos AP; no es mucho, pero le da cierto nivel de interacción nunca antes visto al juego con los elementos contextuales. Lo único malo es que nada de esto se hará efectivo en el momento, ni siquiera la experiencia que adquieras, deberás de irte a descansar para que todo el acumulado pueda sumarse y adjudicarse a los distintos protagonistas; sólo así podrás subir de nivel, si tu costumbre es no usar nunca los Inn o Tent, te advertimos que jamás pasarás del nivel 1.
Ahora bien, mucho se ha hablado del mundo abierto del juego; aquí hay que hacer una aclaración, pues si estas pensando en GTA, Skyrim o The Witcher, ólvidalo; más bien se trata de una adaptación del “Mapa Mundial” de las entregas anteriores a Final Fantasy X, donde sí, puedes vagar por el territorio casi sin restricciones, pero si no tienes una misión en específico, no encontrarás nada interesante que hacer, tal vez descubrir una que otra área oculta, nada más. Un ejemplo claro de esta limitante es el mismo Regalia, el cual no puede entrar a la terracería, sólo seguir los caminos de manera casi automática. Esto puede ser decepcionante para aquellos que esperaban un Final Fantasy (no MMO), con posibilidades casi infinitas.
Algo en lo que siempre se ha destacado Square es en llevar el potencial gráfico de una consola a su máxima expresión, cosa que repiten en esta ocasión. Los gráficos son impresionantes, las ciudades lucen detalladas en lo más mínimo, lo mismo que los espacios abiertos y los personajes, el ver las arrugas del rey Regis y de Cid, los rasgos asiáticos de Noctis o las pecas de Cindy son cosas que agradarán la pupila de los más exigentes, ni que decir de los efectos visuales para las armas, magias y demás explosiones.
En la parte sonora, parece que la desarrolladora encontró por fin a alguien que cubriera el gran espacio dejado por Nobuo Uematsu; ni más, ni menos que la genial Yoko Shimomura, quien entrega un soundtrack poderoso en todo sentido, que transmite la esencia del juego y encumbra las diversas escenas que vemos y jugamos en esta aventura.
Claro que no todo es perfecto, esta inmensidad acarrea algunos glitches y problemas de desempeño, nada realmente importante o que mate la experiencia de juego; pero sí un poco molestos, pues existe el riesgo (mínimo) de que el título se trabe y tengas que reiniciar desde el último punto de guardado; esto no importando la consola.
Podemos decir, parafraseando una lamentable campaña política, que Square-Enix logró hacer grande a Final Fantasy otra vez, los miedos despertados por los problemas y 10 años de desarrollo eran infundados. Es cierto, el juego está lejos de la perfección, el limitado mundo abierto, la incapacidad de subir niveles de manera activa y los problemas de desempeño en algunos puntos, no lo dejan elevarse a la categoría de “el mejor de la saga”, pero te aseguramos que estamos ante el fin de la llamada “Era Obscura de Final Fantasy” y el comienzo de una nueva época brillante para esta querida franquicia.