El Códice Voynich es uno de los más grandes misterios que envuelve a la comunidad científica, debido a que ninguna persona ha podido descifrar su contenido; esto desde hace 600 años, cuando fuera escrita la obra, misma que permaneció oculta hasta que en 1912, Wilfrid M. Voynich, lituano especialista en libros, se hiciera con ella.

La principal razón por la que nadie ha podido saber lo que dicen sus palabras se debe a que el idioma en que está escrito no pertenece a ninguno conocido, incluidas sus ramificaciones y derivaciones; pero, dada su estructura, tampoco se cree que haya sido inventado al azar, cumple con todas las condiciones para establecerse como un lenguaje formal.

Se cree que fue escrito de esta forma porque el autor (o autores) no quería que la idea central fuera conocida de manera pública, por temor a represalias, guardando toda la información para sí mismo y, tal vez, para un selecto grupo de personas.

Sumado a eso, las ilustraciones con las que cuenta son demasiado crípticas, mostrando plantas y animales desconocidos, así como representaciones de fenómenos astronómicos y una gran cantidad de mujeres desnudas, algo muy extraño para la época (se cree que el Códice se escribió en el Siglo XV en el norte de Italia).

Es gracias a esas imágenes que se ha podido determinar que se trataría de un texto relacionado con la astronomía, botánica, biología, astrología y farmacia. No obstante, hay quien cree que se puede tratar de un texto de broma o una obra de ficción.

Ahora, dicho manuscrito, que ha sido conservado por la Universidad de Yale, podrá ser estudiado a conciencia gracias a que se le concedió el permiso a la editorial española Siloé, de hacer un facsímil; así los investigadores se podrán centrar en la copia sin temor a dañar el original.

Habrá que ver si con esto se puede saber el contenido, o bien, permanecerá oculto otros 600 años.

Con información de Gizmodo.