México.- Durante 20 años la sede católica en Roma, el Vaticano, invirtió en la empresa Sandoz/Novartis para fabricar las pastillas del día siguiente.
Fue en 2016 cuando el Vaticano dejó de ser accionista. Hasta el momento no ha querido revelar información sobre el tema, de acuerdo con el programa Report de la televisión pública italiana RAI y el medio Il Fatto Quotidiano.
El Vaticano invirtió en la pastilla del día siguiente
El primer revisor general de las cuentas de la Santa Sede, es el empresario Libero Milone, nombrado por el papa Francisco en 2015.
En 2017 Milone renunció a su puesto y acusó que fue amenazado por encontrar asuntos turbios, entre ellos, que la Secretaría de Estado mantuvo acciones con la farmacéutica Sandoz/Novartis, productora de la pastilla anticonceptiva.
La Santa Sede habría apoyado con dinero a través de APSA, organismo que administra una parte de su patrimonio.
De acuerdo a las declaraciones del empresario, el Vaticano habría invertido unos 20 millones de euros (alrededor de 486 millones 997 mil 746 pesos).
El exrevisor adjunto del Vaticano Ferruccio Panicco dijo que en 2016 terminaron las acciones y fueron vendidas.
El monseñor Nunzio Galatino, presidente de APSA desde 2018, dijo desconocer el tema y no dio más información.
¿Qué dice el Vaticano sobre la pastilla del día siguiente?
Aunque ningún papa se ha pronunciado específicamente sobre el tema, la Academia Pontificia de la Vida llamó a personal médico en un documento del 2000 a recurrir a la objeción de conciencia.
En 2009 el diario del Vaticano, L'Osservatore Romano, se refirió a esta pastilla como destructora del medioambiente, causante de la infertilidad masculina y hasta cancerígena.
El años pasado el mismo diario criticó las nuevas normas del Ministerio de Salud de Italia que flexibilizan el uso de la píldora mifepristona.
“La decisión de extender la práctica sólo puede ser desconcertante, aumentando las posibilidades de matar a los niños, que con su existencia sólo piden venir al mundo"
L'Osservatore Romano
Con información de Proceso y EFE