Un claro ejemplo de lo extremadamente contagioso que es el coronavirus, según la infectóloga que lleva el caso, Priya Subramanian, es el de una familia que que se reunió tras pasar meses en cuarentena, porque pensaron que ya era seguro verse.
Como resultado de ese encuentro, 14 miembros se contagiaron, uno murió y otro más permanece con soporte vital. El hecho se produjo en Texas, Estados Unidos, el pasado 13 de junio y ahora, el responsable de la reunión, Tony Green, admite que no puede evitar sentirse culpable.
Según informa NBC News, todo comenzó cuando el residente de Dallas convenció a sus familiares de reencontrarse para ver a los padres de su pareja, pero ninguno de los seis presentes tuvo la precaución de usar cubrebocas. Un día después, el propio Green comenzó con los síntomas.
Para el 15 de junio su suegro, Rafael Ceja, viajó desde Dallas a Austin para visitar a una de sus hijas y asistir al nacimiento de su primer nieto. Esa misma noche el hombre enfermó y tanto su esposa como su hija, que habían compartido tiempo con él, resultaron positivo a coronavirus, al igual que los padres del recién nacido.
El 24 de junio Tony fue hospitalizado junto con su suegro Rafael, quien desarrolló neumonía además de que su sistema nervioso central resultó afectado y estuvo a punto de sufrir un derrame cerebral. Posteriormente también fue hospitalizada la madre de Ceja, de 68 años, que lamentablemente perdió la vida el pasado 2 de julio por una neumonía.
Dos hermanas más de este, uno de sus sobrinos y un cuñado fueron los siguientes, elevando la cifra a 14 contagiados y 12 recuperados, mientras que el propio Rafael Ceja permanece con soporte vital desde hace más de una semana. Al respecto, Tony Green declara: "No puedo evitar sentirme responsable de convencer a nuestras familias de que era seguro organizar una reunión".