México.- En América Latina y el Caribe, los pueblos indígenas comprenden el 30 por ciento de las personas que viven en pobreza extrema, cuando a nivel mundial son el 19 por ciento, por los que es una de las regiones donde esta población sufre más esta condición. Pero son las mujeres las que resultan más afectadas.
Esta cifra demuestra que un indígena en Latinoamérica es tres veces más proclive de vivir en pobreza extrema, indica en un comunicado de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) sobre el informe de la Aplicación del convenio sobre pueblos indígenas y tribales número 69 de 2019.
Dentro de esta población, las mujeres se llevan la peor parte, pues 85 por ciento trabajan en la economía informal y 7 por ciento ellas viven con menos de 1.90 dólares (35.44 pesos) diarios.
“Los pueblos indígenas tienen pocas oportunidades de conseguir un empleo de calidad y tienen un 31,5% más de probabilidades de trabajar en la economía informal que los trabajadores no indígenas, lo que supone la mayor brecha de informalidad en todas las regiones”.
Aplicación del convenio sobre pueblos indígenas y tribales número 69 de 2019. OIT
En todo el mundo viven alrededor de 476 millones de indígenas, de los cuales 238 mil millones son mujeres. Estas comunidades representan el 6.2 por ciento de la población mundial.
Asia y el Pacífico es donde más habitan, ya que ahí se encuentra el 70. 5 por ciento de ellos, le sigue África con 16.3 por ciento, América y el Caribe el 11.5 por ciento, América del Norte con 1.6 por ciento y Asia y Europa Central con 0.1 por ciento.
En 30 años casi no hay avances por ayudar a pueblos indígenas
La OIT lamento en su informe que en 30 años, cuando varios países se apuntaron a un Convenio Internacional sobre los derechos de los indígenas, esta población siga sufriendo pobreza extrema y no se haya avanzado.
“Sería conveniente lograr más ratificaciones del Convenio número 169, y adoptar medidas de cara a su aplicación efectiva, para que las políticas públicas atiendan a las necesidades de los pueblos indígenas y reflejen sus aspiraciones, es imprescindible resolver la ausencia generalizada de marcos institucionales y jurídicos que propicien su participación en la adopción de decisiones”.
Martin Oelz. Coautor del informe de la OIT
Con información de La Jornada