Cerca del 70 por ciento de los pacientes con Covid-19 analizados en un hospital de Tokio portaban la variante ‘Eek’ que reduce la protección de las vacunas actuales, informó la cadena pública de Japón NHK.
La mutación E484K, denominada por algunos científicos como ‘Eek’, fue encontrada en 10 de las 14 personas que dieron positivo a Covid-19 tras realizarse las pruebas en el Hospital Médico de la Universidad Médica y Dental de Tokio, Japón en marzo, según el informe.
Un total de 12 de los 36 pacientes de Covid-19 eran portadores de la mutación E484K o 'Eek' en los dos meses transcurridos hasta marzo.
Ninguna de las personas contagiadas había viajado recientemente al extranjero ni había estado en contacto con personas que lo hubieran hecho, según el informe.
Sin embargo, las autoridades del hospital de Japón no dieron declaraciones sobre estos casos de Covid-19.
Preocupación por variante ‘Eek’
Pese a que la mayoría de las vacunas actuales contra el Covid-19 han mostrado una alta eficacia para contrarrestar la variante más contagiosa de la enfermedad: B.1.1.7, detectada por primera vez en Reino Unido, los científicos están cada vez más preocupados por otras variantes que contienen la mutación llamada E484K o ‘Eek’.
Dado que esta mutación ha evolucionado de forma independiente en muchas variantes en todo el mundo, hace que el Covid-19 tenga más probabilidad de supervivencia.
Por su parte, las vacunas contra el Covid-19 de Pfizer/BioNTech y Moderna han mostrado menos eficacia contra la variante B.1.351, la variante identificada en Sudáfrica, la cual contiene la mutación ‘Eek’.
La variante ‘Eek’ parece permitirle al virus eludir en parte la respuesta inmunitaria del organismo.
Mientras que las vacunas de Johnson & Johnson, AstraZeneca y Novavax también mostraron una eficacia reducida contra la variante ‘Eek’.
“Creo que durante el siguiente año o dos, la E484K será la mutación más preocupante”, sostuvo Jesse Bloom, biólogo evolutivo del Centro Fred Hutchinson de Investigaciones para el Cáncer en Seattle.
La mutación ‘Eek’ altera ligeramente la llamada proteína espiga que está en la superficie del coronavirus, por lo que es más difícil que los anticuerpos se adhieran y destruyan al virus.