El próximo jueves 24 de agosto se espera que Japón vierta al mar más de un millón de litros de agua radioactiva tratada procedente de la planta nuclear de Fukushima que se destruyó tras el terremoto del 2011.
El gobierno japonés anunció esta medida junto con la empresa propietaria de la central, Tokyo Electric Power (TEPCO), mientras sostienen que han comprobado “la seguridad” del vertido hacia el océano Pacífico.
Por lo que han decido comenzar esta misma semana con el mismo, declaró el primer ministro nipón, Fumio Kishida, tras una reunión con los ministerios involucrados en la gestión del desastre atómico.
Japón asegura que tiene el visto bueno de la ONU para vertir agua radiactiva al mar
El gobierno nipón y el operador de la central TEPCO aseguran, con el respaldo de la Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA), agencia nuclear de la ONU, por lo que el agua no implica riesgos sanitarios o medioambientales tras un tratamiento que elimina la mayoría de sustancia radioactiva.
Desde que ocurrió el temblor y maremoto en 2011 que devastó a Japón y dejó al menos 18 mil muertos, la empresa TEPCO, ha acumulado más de 1.3 millones de toneladas de agua de refrigeración de los reactores radioactivos, mezclada con agua subterránea y de lluvia que se ha filtrado.
TEPCO asegura que el agua ha sido diluida y filtrada para eliminar todas las sustancias radioactivas a excepción del tritio, un isótopo radiactivo, así como otros residuos de materiales radiactivos en concentraciones consideradas no peligrosas dentro de los límites internacionales de seguridad para la industria nuclear.
El plan prevé verter el agua a un ritmo máximo de 500 mil litros diarios al océano Pacífico, frente a la costa noreste de Japón.
Ciudadanos de China, Corea del Norte y Japón protestan por el plan de verter agua radiactiva tratada al mar
Bajo esta alerta a nivel internacional, ciudadanos de China, Corea del Norte, así como sus viceministros, ha protestado contra la decisión de Japón.
Por su parte, Wang Wenbin, portavoz de la diplomacia china, advirtió a la prensa en un tono severo que “el océano es la propiedad de toda la humanidad, no es el lugar donde Japón puede arbitrariamente lanzar agua contaminada”, además abogó por la seguridad alimentaria internacional.
Incluso como medida de protección, China, prohibió la importación de productos alimentarios de diez prefecturas niponas e impuso controles de radiación a los del resto del archipiélago.
Mientras que la comunidad pesquera del país, y en especial los pescadores locales de Fukushima, no ve que esta medida represente un cambio significativo para ellos, ya que a penas se estaban recuperando, tras más de 10 años del desastre de la planta nuclear.
En Corea del Sur se produjeron manifestaciones en contra y algunos ciudadanos, alarmados, hicieron acopio de sal marina por temor a que el agua de la que se obtiene termine contaminada.
Sin embargo, el gobierno del presidente Yoon Suk Yeol, en plena campaña de distensión de las históricamente distantes relaciones con Tokio, no se ha opuesto al plan de Japón.