En su último discurso público antes de concluir 2012, el Papa Benedicto XVI pidió hoy ir más allá de las noticias que sólo reflejan el mal, los asesinatos, las injusticias y la violencia, para reflexionar.
Ante más de cuatro mil personas en la Basílica de San Pedro del Vaticano, el líder católico presidió la tarde de este lunes el rezo de las Vísperas que incluyó en canto del Te Deum, el himno latino con el cual se celebró la conclusión del año civil.
"En el Te Deum está contenida una sabiduría profunda, aquella sabiduría que nos hace decir que, no obstante todo, existe el bien en el mundo y este bien está destinado a vencer gracias a Dios, al Dios de Jesucristo, encarnado, muerto y resucitado", dijo en italiano.
Reconoció que, a veces, es difícil identificar el bien porque el mal hace más ruido.
Añadió que un homicidio feroz, las violencias difundidas, las graves injusticias son noticia, mientras los gestos de amor, el cansancio cotidiano soportado con fidelidad y paciencia quedan a menudo en las sombras, no emergen.
Por ello advirtió que no es posible quedarse sólo en las noticias si se quiere comprender el mundo y la vida, se debe tener la capacidad de quedarse en silencio, en la meditación, en la reflexión calma y prolongada, saber pararse a pensar.
"En este modo nuestro ánimo puede encontrar sanación de las inevitables heridas cotidianas, puede descender en la profundidad de los hechos que ocurren en nuestra vida y en el mundo, y alcanzar esa sabiduría que permite valorar las cosas con ojos nuevos", indicó.
Según Joseph Ratzinger, en el recogimiento de la conciencia se aprende a mirar con verdad las propias acciones, también el mal presente en cada uno y en el entorno, para iniciar un camino de conversión que lleve a cada uno a ser más sabio y más bueno, más capaz de generar solidaridad y comunión, de vencer el mal con el bien.
"El cristiano es un hombre de esperanza, también y sobre todo ante la oscuridad que, a menudo, existe en el mundo y que no depende del proyecto de Dios, sino de las decisiones erradas del hombre, porque sabe que la fuerza de la fe puede mover las montañas, el señor puede iluminar la tiniebla más profunda", apuntó.
"En la última noche del año que llega al término y ante el umbral del nuevo, alabemos al señor", pidió.
"Manifestemos a él el arrepentimiento y la solicitud de perdón por las faltas cometidas, como también el agradecimiento sincero por los innumerables beneficios recibidos de su divina bondad", subrayó