El Vaticano.- En el rito de Jueves Santo celebrado en El Vaticano, el Papa Francisco lavó y besó los pies de refugiados musulmanes ortodoxos, hindúes y católicos quienes llamó hijos del mismo Dios en gesto de bienvenida a la hermandad.

El sumo pontífice denunció la masacre como un gesto de guerra que es perpetrado por gente sedienta de sangre endeudada con la industria de las armas.

El rito del Jueves Santo representa el lavado de pies que Jesús hizo a sus apóstoles antes de ser crucificado y se considera un gesto de servicio.

Varios de los migrantes sollozaron cuando Francisco se arrodilló ante ellos, bañó sus pies con agua bendita de un jarro de latón. Al finalizar la misa, Francisco saludó a cada refugiado, uno por uno, posó para tomarse fotos y recibió notas.

Con información de Excélsior