El Coordinador General del Sistema de Aguas de la Ciudad de México (SACMEX), Rafael Bernardo Carmona Paredes, anunció que habrá desabasto del líquido en ocho alcaldías capitalinas (Cuauhtémoc, Benito Juárez, Iztacalco, Iztapalapa, Venustiano Carranza, Tlalpan, Miguel Hidalgo y Magdalena Contreras); por su parte, Jorge Joaquín González Bezares, Vocal Ejecutivo de la Comisión de Agua del Estado de México, anunció lo mismo para 13 municipios (Atizapán de Zaragoza, Huisquilucan, Naucalpan de Juárez, Nicolas Romero, Tlalnepantla, Cuautitlán Izcalli, Coacalco, Tultitlán, Ecatepec, Tecámac, Toluca, Acolman y Ocoyoacac); todo esto afectará a 587 mil 786 personas (787, si es que nace alguien mientras escribo éstas líneas).

Esto, debido a una reducción del caudal del sistema Cutzamala, por falta de lluvias de este año.

Rafael Bernardo Carmona Paredes dijo que “no es un corte, sino una reducción” (que es lo mismo que decir “No es un robo”, es “una extracción de un bien ajeno”), pues para el caso es lo mismo.

Se supone que las “reducciones” serán martes, sábado y domingo (esto, dicho en palabras, pues en hechos, uno se asoma al tinaco y está más seco que un caballito de tequila dejado por descuido junto a Felipe Calderón).

Esta situación inició el 28 de noviembre y se prolongará “hasta las primeras semanas del 2021” (espero que esas “primeras semanas” no abarquen hasta la primera quincena de mayo).

El funcionario también declaró que “en enero tendremos una condición de operación diferente, con un esquema uniforme en la repartición del líquido”, palabras que son tan incomprensibles como un diagnóstico médico, que uno no necesita desentrañar, sino que uno espera una solución (un enfermo diría: “No me explique doctor, cúreme”). No es indispensable saber qué significa un “esquema uniforme”, sino que haya agua.

En estos tiempos pandémicos, el vital líquido se vuelve más vital que nunca, pues tenemos que lavarnos las manos con frecuencia y tener la casa aseada continuamente, para que no haya coronavirus. Estamos en una situación de emergencia, por lo que tiene que haber una forma de evitar el desabasto.

SACMEX ofrece, para compensar, 545 pipas diarias; es decir, sí hay agua, pero hay que solicitarla. En el edificio donde vivo, este es el procedimiento para pedir una pipa:

Se llama al 55 56 54 32 10 y se pide lo siguiente:

- Pipa de 20,000 LTS (aunque por lo regular mandan 10,000 LTS)

- Manguera de 35 m.

- Proporcionar el número telefónico, del condómino que realiza la solicitud.

-En caso de que cuestionen o digan que ya nos mandaron una pipa, aclarar que somos diferentes secciones con diferentes números de departamentos y que por ley deben proporcionar la dotación que nos toca ya que estamos pagando el servicio. Importante: No reñir con la persona que toma la llamada, pues puede ser contraproducente.

-Comunicar al Grupo de la Comisión de Agua de la Unidad o al Administrador cuando le avisen que la pipa se dirige a la Unidad Habitacional o está afuera del edificio para que se reciba.

Cuando llega la pipa solicitada, hay que vigilar que haya lugar para estacionarse (o se va), y estar al pendiente con una propina (o también se va). La propina es muy importante (entre 50 y 100$), pues hasta los mismos operadores ofrecen sus teléfonos particulares para llevar el agua.

La otra vía es la compra del H2O a una empresa particular, y aquí es donde el asunto se presta a malas interpretaciones.

El negocio del narcotráfico algún día podría desparecer, pues uno nació sin dependencia a ninguna substancia, pero desde que uno nace, hasta que muere, toma líquidos (de bebé, te ensartan un pezón con leche en la boca, hasta que aprendes a hablar y pides un café negro).

La venta de agua en tiempos críticos debería prohibirse, y el Estado nacionalizar el agua privada (al menos, mientras dura la pandemia), pues su venta se presta al contubernio por debajo del vital líquido. ¿Quién nos garantiza que algunas autoridades metropolitanas no se lleven una buena comisión por cerrar las válvulas? Eso sería tan ruin como lucrar ilegalmente con la vivienda y con las víctimas del sismo, como hizo Miguel Ángel Mancera y sus secuaces.

O que los ricos paguen las pipas. En la Delegación Benito Juárez hay muchas mega-construcciones, incluyendo las lujosas “City Towers”, en el Eje 8 Sur, que cuentan con siete albercas, fosas de clavados, toboganes, mil metros de parque acuático y 15 cisternas.

Si los ricos no quieren pagar las pipas, al menos que aporten sus cavas para lavarnos las manos y desinfectar los escusados. El coñac y el whisky son mejores para matar gérmenes que para hacer hoyos en el hígado.