Bogotá.- La paz "es un verdadero adiós a las armas" que las FARC están dispuestas a asumir en el naciente proceso de paz con el Gobierno del presidente de Colombia, Juan Manuel Santos, dijo el jefe máximo de esta guerrilla, "Timochenko" o "Timoleón Jiménez" en una entrevista con el semanario comunista Voz.

"Si lográramos que en Colombia eso fuera una realidad, nuestro país daría un salto enorme hacia adelante", sostuvo "Timochenko", alias de Rodrigo Londoño Echeverri, a Voz, publicación que hoy puso en el mercado su edición de la tercera semana de septiembre.

El líder insurgente aceptó que "carecería de sentido iniciar un proceso encaminado a conseguir la terminación definitiva del conflicto, sin contemplar la dejación de armas como punto de llegada".

El asunto está en la agenda de seis puntos que el Ejecutivo y las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) integraron al acuerdo firmado el pasado 26 de agosto en La Habana y que los compromete con la apertura de un proceso de paz.

El proceso, que será el tercero formal entre las partes, será inaugurado en menos de tres semanas en Oslo y luego se trasladará a La Habana, donde la mesa de negociaciones tendrá su sede permanente.

En sus primeras declaraciones a un medio de prensa desde el anuncio de este pacto, "Timochenko" consideró que la "dejación de armas consiste en la abolición del empleo de la fuerza, de la apelación a cualquier tipo de violencias, para la consecución de fines económicos o políticos. Es un verdadero adiós a las armas".

Sin embargo, el comandante en jefe de las FARC observó que para su organización, dispuesta como siempre a la "búsqueda de soluciones distintas a la guerra", el verdadero riesgo en Colombia es la confrontación, no la paz.

Las FARC abordan este nuevo proceso "con grandes expectativas de alcanzar el fin del conflicto", apuntó luego, y subrayó que esta vez debe evitarse repetir errores del pasado, como el principal de "llegar a la mesa a exigir rendiciones".

En este contexto, "Timochenko" aceptó que "carecería de sentido iniciar un proceso encaminado a conseguir la terminación definitiva del conflicto, sin contemplar la dejación de armas como punto de llegada".

El rendir a la insurgencia por la fuerza, que ha sido la política de los gobiernos en medio siglo de conflicto armado interno, es el círculo que hay que romper, continuó el jefe de las FARC, guerrilla fundada en 1964 y con unos 8.500 combatientes.

Las FARC avanzan hacia la nueva mesa de negociaciones tras hacer unas "valoraciones internas", entre ellas una que "tiene que ser el reconocimiento de que el enorme esfuerzo realizado para vencernos ha resultado inútil", subrayó luego.

"Es absurdo afirmar que nos han obligado a sentarnos a la mesa, cuando fue el Estado el que se levantó furioso de ella", dijo, y enfatizó: "dialogamos, porque la solución política ha sido siempre una bandera nuestra y del movimiento popular".

En la entrevista, "Timochenko" resaltó que el naciente proceso del Gobierno con las FARC haya recibido un fuerte respaldo de la opinión, con aprobación de hasta el 77 por ciento, según recientes encuestas, pero al mismo tiempo advirtió de que se trata de mayorías que deben influir en el proceso de paz.

"Nosotros partimos de la idea de que este proceso será exitoso en la medida en que esas grandes mayorías que se inclinan por la solución política tengan oportunidad de hablar, de movilizarse, de influir, de decidir al respecto", expresó el líder rebelde.

Un proceso al que, dijo, no se le pusieron en La Habana "fechas fatales", a pesar de la expectación que genera Santos, para quien el acuerdo final deberá darse en meses, no en años.

Según él, solo llegar a la capital cubana para las "conversaciones exploratorias" de seis meses que terminaron con el acuerdo de agosto les tomó a los delegados de las FARC "dos años, cuando inicialmente se creyó que sería cuestión de semanas".

"Y no fue precisamente por causa de la insurgencia", apuntó "Timochenko", que se abstuvo de revelar por el momento las razones.