El presidente de la Rusia, Vladimir Putin, está muy cerca de lograr una reforma constitucional que podría mantenerlo en el poder hasta el año 2036, la cual ya fue aprobada por el congreso y ahora está siendo sometida a una consulta pública entre el electorado.
De acuerdo con Forbes, el Centro de Estudios de la Opinión Pública (organismo público) está realizando un referéndum entre la ciudadanía del 25 de junio al 1 de julio, y hasta este momento 76 por ciento ha mostrado su aprobación a la reforma.
Entre otras cosas, esta reforma introduce la palabra ‘Dios’ a la constitución política, así como el concepto de matrimonio exclusivamente entre un hombre y una mujer; además, prohibe al Estado permitir la independencia de territorios o su anexión a otros países.
Sin embargo, el cambio legal más importante es que permitiría a Putin gobernar por otros 16 años; en la actualidad, la constitución establece que solo se pueden cumplir dos periodos consecutivos como presidente de Rusia.
Con la reforma, se elimina la palabra “consecutivo” y se da borrón y cuenta nueva, lo que daría pie a que sea candidato en el año 2024 y en el año 2030, concluyendo su mandato en 2036.
Oposición pide a ciudadanos votar en contra de la reforma
Ante esta posibilidad, la oposición rusa ha externado a la ciudadanía varios llamados, por demás infructíferos, para votar en contra en el referéndum y echar abajo la posibilidad de que Putin, en el poder desde 1999, se eternice en el cargo.
“Esto no es un referéndum constitucional, sino un gran sondeo sociológico (sobre Putin) financiado con dinero estatal”, declaró a la agencia Efe Dmitri Nóvikov, vicepresidente del Partido Comunista de Rusia, el único que votó en contra de la reforma en la Duma.
Si bien apoyaron a Putin en momentos críticos como la anexión de Crimea o la intervención militar en Siria, siempre en nombre de la unidad nacional, esta vez pidieron se mostraron contrarios a que “se elimine la limitación de dos mandatos presidenciales consecutivos”.
Por su parte, el partido socialdemócrata Yábloko presentó su priora iniciativa de ley en la que s reduce de 6 a 4 años el periodo presidencial, se amplían escaños en el congreso para dar acogida a partidos minoritarios y se restituye la elección de gobernadores y alcaldes en un país que hace tiempo perdió su federalismo.
“La votación es anticonstitucional, por lo que no reconoceremos los resultados. No tiene sentido participar desde el punto de vista político o jurídico”, señaló Lev Shlosberg, uno de los dirigentes.