México.- La Central de Abasto invita a conocer la historia de las personas que hacen posible la operación del mayor mercado mayorista más grande del mundo, como la de Doña Josefa, quien por más de 35 años ha vendido a visitantes, locatarios y bodegueros tamales y atole en el lugar.
En total, el corredor comercial de la Ceda tiene registrados a 142 vendedores de este platillo, lo mismo de maíz nixtamal, masa o el infaltable oaxaqueño, de mole, rajas, champíñones o queso con zarzamoras.
Josefa González Uganda labora en el Sector Frutas y Legumbres y despacha en la cabecera de la nave M, pasillo Uno, a un costado del estacionamiento.
“Hago tamales desde que era una jovencita, empecé ayudándole a mi mamá a prepararlos y venderlos en Jesús María, pero desde que se abrió la Central me vine siguiendo a varios de los clientes que teníamos allá y que se vinieron para acá”, platica la vendedora, de 65 años de edad.
Desde entonces, se levanta a las 3 de la mañana para terminar de cocer los tamales que un día antes comenzó a preparar; posteriormente toma un taxi que la lleva hasta la Central de Abasto capitalina, donde ya la esperan sus incondicionales.
Rajas con queso en salsa de jitomate, champiñones en chile guajillo, pollo en mole verde y carne de cerdo en adobo y, en temporada, de huanzontle, son sus ofertas diarias.
Entre las bebidas están el café de olla, champurrado, arroz con leche, atoles de pinole, piña, guayaba, masa blanca y azul, vainilla o fresa entre una gran variedad de sabores. En el corredor comercial se encuentran todo tipo de materias primas para preparar tamales y bebidas, pero también hay un mercado potencial que permiten hacer de este platillo, una costumbre y una tradición.