En 2019, presos del Reclusorio Norte elaboraron alrededor de mil 200 roscas de reyes. Este año se han propuesto romper su récord, elaborando más de 2 mil, por lo que trabajan con el doble de su esfuerzo para superar el reto y además cumplir con la dotación diaria de panes que requiere el penal para su población.

“El año pasado producimos alrededor de mil 200 roscas, ahora ya hemos superado esa cifra”.

Sebastián, encargado de la panadería en el Reclusorio Varonil Norte.

Los reos producen diariamente 22 mil bolillos

Son al menos 20 los reos que preparan diariamente 150 roscas de reyes al interior de la panadería del Reclusorio Varonil Norte.

“La verdad vamos en mil 600 roscas en este año. Esperamos elaborar unas 2 mil, 2 mil 200 roscas, primero dios”.

Sebastián, reo del Reclusorio Varonil Norte.

Este es un trabajo extra al que realizan todos los días, a 200 grados de temperatura, para producir los 22 mil bolillos necesarios para el consumo interno.

Aprender el oficio de panaderos los ha alejado de las conductas delictivas

Miguel, panadero en el Reclusorio Norte, afirma que su nuevo oficio lo ha hecho reflexionar sobre su vida pasada y los errores que cometió. Ahora, dice, se siente orgulloso de realizar una actividad productiva.

A mi familia “le he llevado un sustento más, aparte a mis hijos los puedo ayudar con sus carreras”.

Miguel, panadero en el Reclusorio Varonil Norte.

Antonio, otro reo que aprendió el oficio de panadero en el reclusorio, consideró que a través de su trabajo ha aprendido a canalizar aquello que lo movía a delinquir.

“Nos enseñan a explotar nuestras habilidades en algo productivo…, adiestrar estas manos para trabajar, no para agarrar un arma o causar daño”.

Antonio, panadero en el Reclusorio Varonil Norte.

José Manuel Villafuerte Ocampo, jefe de talleres en el Reclusorio Norte, destacó que la vida de los reos se transforma cuando deciden aprender un oficio.

“Hay gente que llega sin saber hacer nada, el hecho de que tengan una capacitación que les dé cierta responsabilidad, les abre oportunidades”.

José Manuel Villafuerte, talleres de centros penitenciarios de CDMX.

¿Qué pasa con el dinero obtenido con la venta de las roscas de reyes?

Cada rosca pesa 300 gramos y se puede comparar a un precio de 35 pesos en José María Izazaga número 29, en el Centro de la Ciudad de México. El Sistema Penitenciario entrega el dinero de las ventas a los reos.

“Ese es el apoyo con el que podemos ayudar a nuestras familias, nuestras esposas, hijos…”.

Sebastián, reo encargado de la panadería en el Reclusorio Varonil Norte.