Extorsiones, ejecuciones y cobros de “derecho de piso” son algunas de las situaciones de violencia con las que tienen que vivir día a día los habitantes de Acapulco, Guerrero, de acuerdo a un reportaje publicado en el Washington Post.

En la investigación, firmada por Joshua Partlow, se describe como desde taxistas hasta restauranteros tienen que pagar “piso” a los grupos criminales para poder seguir trabajando.

“Durante cinco años, Acapulco ha sido la ciudad más mortífera en México, un maratón de homicidios que ha carcomido las colonias que los turistas rara vez visitan”, señala el artículo.

Más de 20 células criminales operarían en Acapulco, “prestando” sus servicios como extorsionistas, secuestradores, sicarios y ladrones de autos a cárteles de la droga.

México se encuentra en lo que podría ser su año más sangriento en la historia reciente, con 12155 homicidios en los primeros seis meses del año, agrega la investigación.

Acapulco es una ciudad turística “que se desvanece”, de acuerdo a la nota y la zona turística ha sido abandonada por empresas como Hooters, el Hard Rock Café, el Alebrije y Plaza la Peroglas.

De acuerdo a un contador de la ciudad, cerca de 70% de sus clientes han cerrado sus negocios el año pasado, víctimas de la extorsión.