San Miguel de Allende, en Guanajuato, es un destino que logra armonizar el legado histórico con la belleza natural y la riqueza cultural.
Este lugar, que alguna vez ostentó el título de Pueblo Mágico, ha superado esa distinción para convertirse en una de las Ciudades Patrimonio de México.
Esto, gracias a su impresionante arquitectura, su ambiente artístico y su compromiso con la conservación del entorno.
Desde 2008, San Miguel de Allende es reconocida por la UNESCO como Ciudad Patrimonio de la Humanidad, atrayendo cada año a miles de visitantes, tanto nacionales como extranjeros,
San Miguel de Allende: Naturaleza y bienestar, aguas termales y jardines que inspiran
Además de su reconocido centro histórico, San Miguel de Allende ofrece experiencias en contacto con la naturaleza ideales para el descanso y la contemplación.
Uno de los sitios más visitados es Escondido Place, un balneario de aguas termales que cuenta con albercas techadas y al aire libre, además de servicios de spa y masajes.

La entrada cuesta 250 pesos y el lugar abre todos los días de 8:00 a 17:00 horas.
Otro espacio imperdible es el Jardín Botánico El Charco del Ingenio, una reserva ecológica que resguarda más de mil especies de cactáceas y otras plantas nativas.



Además de recorrer senderos rodeados de vegetación, los visitantes pueden disfrutar de un paseo escultórico y un observatorio solar.
El horario de visita es de 9:00 a 17:00 horas y la entrada tiene un costo de 80 pesos.
San Miguel de Allende, una ciudad con raíces profundas y corazón insurgente
San Miguel de Allende fue fundada en 1542 por el fraile Juan de San Miguel.
Tras un incendio devastador en 1555, la localidad fue reconstruida y recibió el nombre de Villa de San Miguel el Grande, el cual mantuvo hasta 1826, cuando se le cambió a su nombre actual en honor a Ignacio Allende, uno de los héroes de la Independencia.

Uno de sus mayores símbolos es la Parroquia de San Miguel Arcángel, ubicada en pleno centro histórico.
Su fachada de estilo neogótico y su historia la convierten en una de las iglesias más reconocidas del país.
Construida en el siglo XVII, esta parroquia no sólo destaca por su arquitectura, sino también por ser punto de reunión para locales y visitantes.
Gracias a su pasado vibrante, su arquitectura única y su conexión con la naturaleza, San Miguel de Allende se consolida como uno de los destinos culturales más importantes de México.