Uno de los acuerdos políticos de mayor consenso internacional en la historia es el relacionado con el actual sistema de control de drogas de la ONU, suscrito por casi todos los países del mundo. Este sistema parte de un enfoque prohibicionista que persigue la abstinencia sobre el uso de varias sustancias psicoactivas, usando criterios ajenos a la evidencia científica.
Tras más de medio siglo de su implementación, el tamaño de su fracaso es tan grande como el consenso que tiene de la comunidad internacional. La formación de mercados ilegales, el fortalecimiento de grupos criminales, el aumento y diversificación de los consumos y la estigmatización de los usuarios, son algunos de sus resultados. Frente a esta realidad, ha surgido una respuesta de la sociedad civil en distintas partes del mundo: abordar el fenómeno del uso de drogas desde otro enfoque: la reducción de riesgos y daños (RRD).
Este enfoque considera fundamentalmente dos cosas: que los individuos tienen derecho de decisión sobre lo que solo atañe a su cuerpo y que esta soberanía requiere de información objetiva y basada en evidencia para que este derecho pueda ejercerse con plena consciencia y cada individuo elija, de entre distintas opciones, las que sean más seguras y afines a sus propias metas. En la práctica, la RRD se traduce en estrategias, programas y políticas públicas dedicadas a minimizar las posibles consecuencias negativas del consumo de drogas.
En el actual contexto nacional, hablar de RRD es especialmente pertinente. México es uno de los países más afectados por estas políticas. La incesante espiral de violencia que nos afecta desde hace casi dos décadas, es sólo uno de muchos ejemplos. Cambiar de modelo es una discusión obligada, no sólo por los resultados del actual, sino por el riesgo en puerta de nutrirlo con la prohibición absoluta de los vapeadores, que son una alternativa de RRD para los fumadores de tabaco. Esta propuesta legislativa, que inexplicablemente equipara a los vapeadores con el fentanilo, encarna el carácter oscurantista del prohibicionismo y representa los peligros de sus consecuencias.
Sabedores de las ventajas que ofrece la RRD, tres especialistas nos hemos reunido para crear el Centro de Libertad Responsable (CE LIBRE), una nueva organización que busca promover el enfoque de RRD en las prácticas privadas y las políticas públicas, creando y divulgando información técnica y científica para usuarios, investigadores y tomadores de decisiones.
Los proyectos de CE LIBRE incluyen acervos digitales, foros presenciales y virtuales, publicación de artículos especializados, entre otros aún en gestión, que incluyen investigación social, cursos y otros proyectos de educación. Así mismo, buscamos formar parte en el fortalecimiento de redes ciudadanas a favor de la RRD, y mantener diálogo con actores políticos clave, para incidir en la implementación de este enfoque en las políticas públicas.
México tiene una oportunidad en las manos: paliar varios de los males que aquejan a nuestra sociedad, como los daños a la salud derivados de la desinformación propia de la prohibición, así como su daño al tejido social y su violación a los derechos individuales. Lo anterior, mediante un diálogo abierto y honesto sobre los verdaderos efectos de las drogas y sus consecuencias, y sobre la pertinencia de nuevas leyes, basadas en evidencia y el respeto a los derechos de autonomía personal.
Aldo Contró es Presidente del Centro de libertad responsable (CE LIBRE)