Esta tecnología tiene el potencial de transformar la vida de millones de personas, pero también de alterar la naturaleza humana y la sociedad.
Además de ser reconocido por revolucionar la industria automotriz mediante su marca de autos eléctricos conocida como Tesla, el multimillonario Elon Musk anunció en su cuenta de X que su otra empresa Neuralink había logrado implantar con éxito uno de sus chips cerebrales inalámbricos en un ser humano.
Se trata de un hito histórico para la neurotecnología y la medicina, que abre la puerta a nuevas posibilidades para tratar enfermedades neurológicas, restaurar funciones sensoriales y motoras, e incluso potenciar las capacidades cognitivas y comunicativas de las personas.
El logro de otra de las empresas de Elon Musk
Neuralink es una empresa fundada por Musk en 2016, con el objetivo de desarrollar una interfaz cerebro-computador que permita conectar el cerebro humano con computadoras y otros dispositivos, mediante el uso de electrodos flexibles y ultrafinos que se insertan quirúrgicamente en el tejido cerebral.
Estos electrodos, que forman parte de un implante llamado Telepathy, son capaces de registrar y transmitir señales cerebrales de forma inalámbrica a una aplicación que las decodifica y las envía al dispositivo deseado.
Según Musk, el primer producto de Neuralink se enfocará en ayudar a personas que han perdido la funcionalidad de sus extremidades, debido a lesiones de la médula espinal, accidentes cerebrovasculares, esclerosis lateral amiotrófica u otras condiciones.
Con el chip de Neuralink, estas personas podrían controlar su teléfono, su computadora, y a través de ellos, casi cualquier dispositivo, con solo pensar. “Imagínese que Stephen Hawking pudiera comunicarse más rápido que un mecanógrafo o un subastador. Ese es el objetivo”, escribió Musk, haciendo referencia al fallecido científico británico que padecía de enfermedad motoneuronal.
La ambición de Elon Musk con la tecnología
Pero el ambicioso visionario no se conforma con eso. Su sueño es crear una simbiosis entre el cerebro humano y la inteligencia artificial, que permita a las personas acceder a una gran cantidad de información, mejorar su memoria, aprender idiomas, resolver problemas, crear arte y mucho más, con solo pensar.
Además, Musk cree que el chip de Neuralink podría facilitar la comunicación telepática entre las personas, al permitir transmitir pensamientos, emociones e imágenes directamente de cerebro a cerebro.
Sin embargo, el camino hacia este futuro no está exento de desafíos y riesgos. Por un lado, Neuralink debe demostrar la seguridad y eficacia de su implante, tanto a corto como a largo plazo, y obtener la aprobación de las autoridades sanitarias para su uso clínico.
Por otro lado, Neuralink debe enfrentar las implicaciones éticas, sociales y legales de su tecnología, que plantea cuestiones como la privacidad, la seguridad, la identidad, la autonomía, la responsabilidad y el consentimiento de los usuarios y los afectados por su uso.
Neuralink no es la única empresa que está trabajando en el campo de la neurotecnología. Existen otras compañías, como Blackrock Neurotech, Precision Neuroscience o Kernel, que también han desarrollado o están desarrollando dispositivos similares, con fines médicos o de mejora humana. La competencia y la colaboración entre estas empresas podrían acelerar el avance de la ciencia y la innovación, pero también podrían generar conflictos de intereses, monopolios o desigualdades.