Un nuevo estudio de la organización benéfica de acción climática “We are possible”, con sede en Reino Unido, reveló un hallazgo sumamente inquietante: los automóviles nuevos vendidos en 2023 son más contaminantes que los vendidos hace 10 años.

Este diagnóstico sobre las SUV ocurren a pesar de contar con tecnología avanzada y cumplir con normas de emisiones más estrictas.

Una de las razones que hay detrás de este extraño fenómeno radica en la creciente preferencia del público por los SUVs, vehículos que son más pesados y menos eficientes que emiten hasta un 20% más de CO2 que otros tipos de automóviles.

Además, la investigación resalta que las emisiones de CO2 de los automóviles con motor de combustión interna disminuyeron notablemente entre 2011 y 2016, alcanzando los 120 gramos por kilómetro.

Desde entonces, estas emisiones han aumentado constantemente, y se espera que los coches vendidos en 2023 se acerquen a los 130 gramos por kilómetro. Este aumento se atribuye principalmente a la creciente popularidad de las camionetas que son de mayor tamaño.

Además de los SUVs, hay otro factor

El estudio de “We are possible” también destaca una conexión directa entre los ingresos y el tamaño de los SUV, indicando que las personas más ricas tienen un 81% más de probabilidades de conducir vehículos que emiten mayores niveles de CO2.

De igual manera, este segmento de la población recorre tres veces más kilómetros que el 80% más pobre, exacerbando aún más el problema ambiental.

Estos hallazgos subrayan la necesidad de abordar las emisiones de vehículos así como las disparidades económicas que influyen en las elecciones de transporte y su impacto en el medio ambiente.

SUVs

Soluciones propuestas en el estudio “We are possible”

El estudio de “We are possible” insinúa que los gobiernos deben implementar medidas urgentes, como gravar las emisiones, para frenar la tendencia hacia los SUV y crossovers.

Igualmente, se necesitan campañas de concientización pública para informar a los consumidores sobre el impacto ambiental de sus elecciones de vehículos y fomentar la adopción de opciones más limpias, como vehículos eléctricos y transporte público.

Es más que evidente que este estudio revela un lado oscuro del progreso tecnológico y la prosperidad económica.

A medida que los vehículos se vuelven más avanzados, también se vuelven más contaminantes debido a las elecciones de consumo.

La necesidad de un cambio de paradigma es evidente, y los gobiernos, la industria y los consumidores deben colaborar para revertir esta peligrosa tendencia y proteger el planeta para las generaciones futuras.