México.- La Fiscalía General de la República (FGR) detuvo a Héctor Ortiz ‘El H-1’, identificado como líder de la organización criminal “Bandidos Revolutions Team" dedicada al robo de dinero a bancos a través de hackeo.
Los reportes indican que la organización delictiva saqueaba hasta 100 millones de pesos a los bancos mediante hackeo o malware implantado en los cajeros automáticos.
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De acuerdo con la FGR, ‘El H-1’ fue el responsable del ciberataque al software que conecta a los bancos con el Sistema de Pagos Electrónicos Interbancarios (SPEI) en abril y mayo de 2018 mediante el que se sustrajeron entre 200 millones a 400 millones de pesos de Banorte, Inbursa y Kuspit.
La Agencia de Investigación Criminal detuvo el miércoles 15 de mayo a Ortiz junto a siete cómplices tras un cateo a 11 domicilios en la ciudad de León, Guanajuato, donde se aseguraron 27 vehículos de lujo entre los que se encontraban marcas como Ferrari, Lamborghini y McLaren.
{username} (@ernesto_mendez) May 16, 2019
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Forma de operación de los hackers de lujo
La Fiscalía General de la República (FGR) explicó el modo de operación de “Bandidos Revolutions Team”, donde ‘El H-1’ dirigía una banda para reclutar a personas con conocimiento en informática para crear malware que permitiera extraer dinero de las instituciones bancarias mediante el sistema SPEI.
El dinero robado era depositado a cuentas de terceros que se abrieron en Jalisco, Tamaulipas y Sinaloa; los titulares de la cuenta retiraban el dinero a cambio del pago de una comisión.
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Otra variante del método era encontrar la vulnerabilidad en los sistemas bancarios para seleccionar cajeros automáticos de los que se extraían de 100 a 200 millones en una sola operación.
Los cajeros automáticos seleccionados habían sido infectados previamente con un virus para que en determinada hora y día se retirasen de 30 a 60 mil pesos por cajero. Los recursos obtenidos se destinaban a la compra de inmuebles y propiedad de alta plusvalía en destinos turísticos de México y el extranjero, así como a la inversión en paraísos fiscales en Panamá y en las islas Gran Caimán.
También clonaban tarjetas bancarias, fraude con tarjetas de supermercado que servían para comprar electrodomésticos y bebidas alcohólicas en establecimientos comerciales, que se vendían a mitad de precio, dinero que se invertía en la adquisición de inmuebles, vehículos de lujo y equipo técnico especializado para vulnerar sistemas informáticos.
Con información de Reforma