Madrid, 23 feb (EFE).- En su nuevo libro, "Diario de invierno", Paul Auster trata de "indagar lo que ha sido vivir en el interior" de su cuerpo desde la infancia hasta ahora. De recuerdos, sensaciones y de la mala situación que vive el cine independiente habló hoy este gran escritor al presentar su obra en Madrid.
"El mundo del cine independiente se está derrumbando en Estados Unidos y en Europa la situación es también delicada", aseguraba esta noche Paul Auster al presentar en la FNAC de Castellana su nuevo libro, de claros tintes autobiográficos, ante numerosos seguidores.
Auster es uno de los escritores americanos más importantes y originales, y cuenta con decenas de miles de lectores en España. Por eso no es de extrañar que su presencia en Madrid suscitara una gran expectación y que más de quinientas personas hayan esperado varias horas para conseguir la firma del nuevo libro o de cualquiera de los anteriores.
Seguido muy de cerca por su editor en España, Jorge Herralde, director de Anagrama, Auster mantuvo un diálogo con Vicente Molina Foix en el que contó que en "Diario de invierno" no hay un ápice de ficción. Nunca inventaría en un libro autobiográfico, aunque "la memoria es algo bastante resbaloso que distorsiona con facilidad" la realidad.
Este libro le debe mucho al "invierno terrible, interminable" que hizo el año pasado en Nueva York. Empezó a escribirlo el 3 de enero, encerrado en su casa de Brooklyn, y lo terminó en mayo. La nieve y la "lluvia gélida" le ayudaron a componer ese "catálogo de datos sensoriales" que es la obra, o lo que él también denomina "fenomenología de la respiración".
Pero "cuerpo y alma no se pueden separar", y en "Diario de invierno" Auster, que acaba de cumplir 65 años, rememora episodios de su vida, entre ellos un accidente infantil mientras jugaba al béisbol, las masturbaciones adolescentes y sus experiencias con Sandra, una prostituta de París, "bellísima y que, de repente se ponía a recitar a Baudelaire".
"La vida es increíble, pasan cosas impredecibles", aseguraba este hombre de ojos inmensos y expresivos, que agitaba continuamente sus manos al hablar.
El paso del tiempo está muy presente en este nuevo libro, en el que el autor evoca también una presentación en Arles acompañado por su admirado Jean-Louis Trintignant, una lista comentada de las 21 habitaciones en las que ha vivido a lo largo de su vida hasta llegar a su actual residencia en Park Slope, sus ataques de pánico o los viajes.
A Paul Auster le gustan las listas porque le facilitan los recuerdos, y de ahí que haya enumerado las casas donde ha vivido para evocar "lo más importante" que le sucedió en cada una.
Esa afición le viene de Rabelais, "el mayor enumerador de la historia de la literatura, y luego iría James Joyce".
El autor de "Sunset Park" es también cineasta y hoy contó algunas de las experiencias que ha tenido como director antes de asegurar que, actualmente, no tiene nuevos proyectos en cartera.
"El mundo del cine independiente se está derrumbando, y si por un milagro uno consigue dinero para hacer una película, luego es muy difícil" que llegue a proyectarse", afirmó Paul Auster, quien se lamentó del cine tan comercial que se hace hoy día.
A su edad, aseveró, "hay que pensarse si merece la pena el esfuerzo" de hacer una película para que luego la vean "doscientas o trescientas personas".
Ana Mendoza