México.- Rosa, Alejandra y Daniela son mujeres de edades, localidades y condiciones socioeconómicas diferentes en México; aunque no comparten contextos, tienen en común que durante la pandemia de coronavirus Covid-19 han percibido un aumento de trabajo en sus labores diarias y también dificultades con la crianza de sus hijos, principalmente en el tema de la enseñanza.
La Emergencia Sanitaria en México, que comenzó hace ya 11 meses, ha traído consigo un confinamiento en los hogares; evitar salir de casa, clases a distancia, homeoffice, cero reuniones multitudinarias o fiestas, cierre de espacios abiertos como parques, tampoco hay guarderías, ni museos o cines.
A la par, el cierre de espacios ha evidenciado la importancia de los trabajos no remunerados que se hacen en los hogares: de cuidados, doméstico, de enseñanza y de crianza, que principalmente han impactado en las mujeres, madres, abuelas, y también en sus hijas e hijos en etapa de la infancia o adolescencia, quienes hasta ahora, aguantan seguir estudiando en condiciones complejas y diferentes.
En Neza, Byron acude a una mini escuela
Byron tiene 5 años de edad, en este 2021 tenía que terminar sus tres años de educación preescolar pero sólo pudo cursar un año y medio porque desde marzo del 2020 cerraron su escuela, ubicada en el municipio de Nezahualcóyotl, Estado de México.
Por el trabajo de su mamá, de lunes a viernes a Byron lo cuida su abuela, Rosa de 63 años de edad, quien además debe coordinarse para seguir con su empleo como trabajadora del hogar, hacer la comida, el trabajo doméstico en su hogar y llevar a su nieto a clases diarias de regularización, de 4 a 6 de la tarde con una maestra que tiene grupos controlados de máximo 5 alumnos.
Este esfuerzo, que no es reconocido por las autoridades educativas, ha ayudado a Byron, a su abuela y a su mamá a aguantar por 11 meses, las escasas medidas orientadas a las infancias, principalmente en materia educativa, el alargamiento del cierre de escuelas o espacios abiertos para niñas y niños; y el aumento de trabajos para las mujeres.
A Rosa, quien tuvo Covid-19 con síntomas leves y ya está registrada para recibir la vacuna, el confinamiento significó un cambio en sus rutinas que partió de la pregunta “¿Dónde dejamos a Byron?”, pues el horario del preescolar empataba con su horario laboral, de 9 a 2 de la tarde. Además, para ella aumentaron las labores de crianza y los esfuerzos para aprender a entender a su nieto.
El próximo ciclo escolar, Byron deberá comenzar la primaria, quizá también a distancia. Para su abuela, más que las labores que ha significado cuidarlo durante la pandemia, le es preocupante la falta de socialización, convivencia y aprendizaje del exterior que ha perdido su nieto.
Un año viendo a su hijo crecer por la pandemia en CDMX
En la CDMX, para Daniela el confinamiento ha traído momentos complicados y satisfactorios. Uno de ellos es que debido al encierro ha podido ver a su hijo crecer por 11 meses y piensa que quizá, la “normalidad” le hubiera quitado estos momentos porque el trabajo de crianza y la maternidad no son comprendidos en los entornos laborales de las mujeres.
Otro punto positivo que describe es que algunos jefes o empleadores se han dado cuenta que las mujeres también son mamás y dedican parte de su tiempo en los trabajos de crianza, enseñanza y doméstico “en los empleos, no daba para mezclar el trabajo con ser mamá pero ahora, tal vez, en algunos sectores se pueda entender un poco que las mujeres también cuidamos a nuestros hijos e hijas”.
La joven madre de 28 años de edad también reconoce las complicaciones que ha tenido como perder situaciones laborales, llamadas o reuniones, para apoyar a su hijo en las clases a distancia; además las acumuladas labores domésticas, que se ha convertido en la mamá-maestra de su hijo de 4 años y un aumento en su estrés cuando no sabe cómo enseñarle.
“La apertura de los centros comerciales y no de las escuelas o parques siento que deja de lado a la infancia y refleja una sociedad ‘niñofóbica’, no quieren a los niños y con estas medidas pues se nota que nadie piensa en la salud mental. No entiendo porque no han priorizado a las infancias”
Daniela
Aunque junto a su pareja, Daniela ha intentado dividir las labores del hogar, ella cree que estas actividades siguen recayendo en ella y considera que un debate sobre la crianza y los trabajos, como el de cuidados, es necesario porque “por cuidar a hijas e hijos estamos descuidando nuestras labores remuneradas y ayudaría a visibilizar, que los hombres entendieran que su tiempo es igual de valioso que el nuestro”.
Santiago y Alejandra aprenden juntos quinto de primaria
Santiago tiene 10 años de edad y ha cursado quinto año de primaria a distancia con ayuda de su mamá, Alejandra. Desde el cierre de escuelas por la pandemia de Covid-19, ambos estudian y trabajan juntos pues el horario de las clases del niño es casi el mismo horario en el que labora la joven de 30 años de edad.
Antes de todo, Santiago acudía a la escuela en el turno vespertino, de 2 a 6 de la tarde. Su madre lo dejaba justo a tiempo para ir a su empleo en un expendio de pan que atiende de 3 a 6 todos los días. Al salir, iba por su hijo a la escuela, se iban juntos a su casa y hacían una parte de la tarea.
Con la Emergencia Sanitaria en México, Santiago empezó a tener una o dos clases por Zoom a la semana y todos los días su profesor les envía tarea a las 2 de la tarde para que la entreguen cuatro horas después, cuando se supone debería finalizar su jornada escolar. A veces, el maestro no explica los temas y es cuando Alejandra junto a su hijo deben aprender juntos para resolver los ejercicios.
“Antes de la pandemia Santiago salía con el tema explicado, ya sabía cómo pero ahora le tengo que intentar explicar cómo se hace o buscar, investigar, preguntar y juntos entender. Sí es más estrés porque justo en el horario de la escuela es mi horario de trabajo"
Alejandra
Además de que este trabajo de enseñanza lo realiza a la par que el laboral, al llegar a su hogar, la joven mamá debe enfocarse en el trabajo doméstico y refirió que a veces no le alcanza el tiempo para hacer dichas tareas. Para ella, un retorno seguro a la escuela sería una posible alternativa para la carga de trabajo y también porque ve con preocupación que su hijo no tiene el mismo movimiento antes y ha dejado de ver a sus amigos.
Cepal y Coneval: Aumenta trabajo no remunerado para las mujeres
Apenas hace unos días, el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval) y la Comisión Económica Para América Latina (Cepal) presentaron un par de informes que incluye la situación de las mujeres en el mercado laboral y el aumento de trabajo de cuidados por la pandemia de coronavirus en 2020.
En el Informe de Evaluación de la Política de Desarrollo Social 2020 del Coneval, señalaron que hasta 2018 estimaban que las mujeres dedicaban 22 horas a la semana a los quehaceres domésticos y 28 horas al cuidado de otras personas, 2.5 veces más que los hombres, y con un promedio de 50 horas semanales al trabajo de cuidados no remunerado.
“Esto se agudiza con la presencia de toda la familia en el hogar y la necesidad de adoptar las medidas de prevención en salud derivadas del confinamiento y del aislamiento social por la pandemia”
Coneval
{username} (@coneval) February 11, 2021
{username} (@cepal_onu) February 15, 2021
Por su parte, la Cepal exhibió que la cifra de mujeres que trabajan disminuyó de 52%, 46% en América Latina y la principal razón sería el aumento en la carga del trabajo de cuidados por la Emergencia Sanitaria para las mujeres, por lo que tuvieron que dejar su empleo. Destacaron que es importante crear un sistema público para evitar que estas labores recaigan sobre las mujeres en la familia y sin pago.
“Hay muchas mujeres que están muy presionadas con sus hijos en casa, han tenido que abandonar sus empleos porque no hay servicios públicos de cuidado”
Cepal
Mientras que el Consejo recomendó se compense la carencia de acceso a seguridad social para las mujeres, con énfasis en programas de guarderías, asistencia social y prestaciones por maternidad para la carga del trabajo no remunerado disminuya, incrementen sus posibilidades de un empleo y reduzcan la probabilidad de situación de pobreza.