Bamako, 1 feb (EFE).- Los líderes cristianos y musulmanes de Mali han instado hoy en un comunicado común a los independentistas tuareg del norte del país a que "depongan las armas" y comiencen un diálogo con las autoridades.
Para el presidente del Alto Consejo Islámico, Muhamud Dicko, portavoz también de los líderes religiosos, ha asegurado que la violencia que ha estallado en el país no tiene ningún fundamento religioso.
Decenas de personas han muerto desde el pasado 17 de enero, cuando el grupo independentista tuareg "Movimiento Nacional por la Liberación de Azawad" se levantó en armas en el norte de Mali.
Desde entonces, este grupo, al que las autoridades acusas de contar con el apoyo de la red terrorista Al Qaeda, ha lanzado ataques en diversas ciudades.
Asimismo, la nota llama al Gobierno a "tomar todas las medidas para lograr la paz" en esta extensa y desértica región, fronteriza con Níger, Mauritania y Argelia.
Para los líderes religiosos, la situación del norte del país y el recrudecimiento de los ataques "han provocado que se estigmatice a los tuareg, los negros y los árabes de Mali".
Este comunicado se ha difundido el mismo día que el presidente de Mali, Amadou Toumani Touré, ha llamado a la unidad nacional para hacer frente a la situación de inseguridad por la que atraviesa el país.
En su primer discurso dirigido a la nación desde el comienzo de los enfrentamientos Touré invitó a los malienses "a mantener el sentido de la fraternidad" frente a los asaltantes.
"Los atacantes han elegido el acoso para presionar a la opinión pública y, por tanto, ponernos en contra los unos de los otros. Mali vencerá para preservar el patrimonio común del norte y del sur, resultado de siglos de mezcla, solidaridad y fraternidad" dijo el presidente en un discurso radiado y televisado.
Asimismo, pidió a los ciudadanos que evitaran caer "en la trampa de la confusión para hacerle el juego a aquellos que han optado por alterar la tranquilidad" del país, en referencia, una vez más, a los insurgentes tuareg, a quienes las autoridades acusan de contar con el apoyo del grupo terrorista Al Qaeda en el Magreb Islámico.
El "Movimiento Nacional por la Liberación de Azawad" (MNLA), una escisión de una antigua guerrilla tuareg que firmó acuerdos de paz con el gobierno de Bamako en 2006, se levantó en armas el pasado enero para reivindicar la autonomía del norte del país.
Hasta el momento, este grupo ha reivindicado ataques en más de media docena de ciudades situadas en las provincias de Gao (fronteriza con Nigeria), Kidal (fronteriza con Argelia) y Tombuctú (fronteriza con Mauritania).
"Aquellos que han atacado algunos cuarteles militares y localidades en el norte (de Mali), no deben ser confundidos con nuestros compatriotas tuareg, que viven nuestras dificultades, que han elegido Mali y la República, que han elegido la lealtad y que tienen los mismos derechos y las mismas aspiraciones que nosotros", subrayó el presidente.
Touré se refería a los disturbios ocurridos hoy en la ciudad de Kati, a 15 kilómetros de Bamako, donde ciudadanos de la localidad han atacado viviendas y negocios de tuareg, en reacción a la violencia ocurrida en el norte del país, donde han muerto decenas de personas.
"No los confundamos con los que han disparado en Menaka, Tesalit, Aguelhoc y otros lugares", agregó antes de condenar los actos de vandalismo y las agresiones ocurridas en Kati.
En su discurso, retransmitido por la radio la televisión del país en las distintas lenguas del país, condenó también "las atrocidades cometidas en Aguelhoc", en referencia los ataques del MNLA contra esa ciudad cercana a Argelia.
Según un comunicado del MNLA publicado el 26 de enero, al menos 40 militares murieron en el asalto de la ciudad.
Asimismo, Touré presentó sus condolencias a los familiares de las víctimas, cuyo número no especificó.
El origen del conflicto tuareg se remonta a junio de 1990, cuando un grupo de nómadas armados atacó la ciudad de Menaka. Desde entonces se han alcanzado varios acuerdos, que no han impedido el rebrote de las hostilidades por parte de los tuareg, que denuncian la marginación del norte del país.