México.- La corrupción no puede ser aceptada como un factor incrustado en la cultura, asevera Susan Rose-Ackerman, quien es especialista en el tema e impartió una conferencia por invitación de la SFP (Secretaría de la Función Pública) que preside su nuera, Irma Eréndira Sandoval.
En la conferencia titulada “Combate a la corrupción desde el Derecho Administrativo” que se presentó el jueves 10 de octubre, la especialista reflexionó sobre el tema de la corrupción y las alternativas frente a esta en México.
{username} (@Irma_Sandoval) October 11, 2019
De acuerdo con Ackerman, ella no es partidaria de “adelgazar la burocracia” y al gobierno para disminuir la corrupción, puesto que a la par se reducen los beneficios que puedan ofrecer los programas gubernamentales.
Sin embargo, mencionó que si el sistema es “obeso” y no sirve para el propósito que fue creado, incentiva la corrupción, para lo cual propuso reformarlo erradicando las ‘rentas’ o ingresos que los funcionarios públicos generan a partir del propio diseño del programa gubernamental.
En la conferencia, la académica e investigadora de la Facultad de Derecho en Yale, invitó a “pensar la corrupción” y conocer las interacciones entre el gobierno y el sector privado que producen los incentivos para “los sobornos, el cohecho, la malversación” en México.
“No argumentemos que la corrupción está arraigada en la cultura, (...) me parece que no es correcto verlo de esta manera”
Susan Rose-Ackerman. Académica de Yale
Señaló que el objetivo final es fomentar la creación de un círculo virtuoso a partir del reflejo de lo que se percibe socialmente: “si menos personas son corruptas entonces otras personas piensan que no es tan buena idea ser corrupto”, la idea modifica la conductas de los ciudadanos y crea una preocupación sobre el castigo de incurrir en la práctica.
“México está empezando a cambiar lo que podría ser un círculo vicioso y se está convirtiendo en un círculo virtuoso”
Susan Rose-Ackerman. Académica de Yale
La especialista identificó diversos factores que propician la corrupción, como el deseo de algunos para evitar lo que perciben como una molestia al llevar a cabo un trámite o por la creencia de que los funcionarios “son haraganes” y cobran a los ciudadanos por realizar su trabajo, lo que a largo plazo resulta contraproducente por alentar a la creación de trámites innecesarios.
Propuso para ello, conocer el número de trámites para un proceso y simplificarlo, a través del pago de servicios públicos.
“Es un servicio público que podemos vender legalmente, ‘sobornos legalizados’ suena como un término bastante extremo”, pero explicó que se cobra una cuota por el servicio y si se pretende que este se expedito, el ciudadanos paga un costo adicional.
Reconoció que con la propuesta se genera una contradicción entre la rapidez de un servicio y la disponibilidad, sin embargo, la medida es legal porque conlleva a cuestionarse el objeto del servicio público.
“Hay que evitar reducir presupuestos sin reducir la carga de trabajo, porque podemos estar aumentando los incentivos para ser corruptos”
Susan Rose-Ackerman. Académica de Yale
Por lo cual hizo hincapié en que la finalidad es mejorar la estructura de los programas, no reducir el volumen gubernamental a través de la simplificación de los trámites para prevenir la corrupción.