El consejero delegado del fabricante estadounidense de vehículos General Motors, Dan Akerson, dijo hoy en la junta general de accionistas de la compañía que la crisis en la eurozona está lastrando su crecimiento y prometió diálogo en la reestructuración de Opel, su filial en Europa.
Akerson afirmó a los accionistas que la insistente recesión en Europa es el principal problema para que la compañía pueda mantener su crecimiento después de la crisis que le llevó a solicitar protección por bancarrota en 2009.
"Vemos cambio de ciclo en Europa, pero aún hay mucho trabajo por hacer", indicó el consejero delegado de GM, que cerró recientemente una alianza con la francesa PSA Peugeot-Citroën con la que intenta reducir costes y compartir plataformas de diseño y producción.
En cuanto a la reestructuración de Opel, la filial de GM en Europa, Akerson dijo que tiene "esperanzas y expectativas de que se pueda llegar a un entendimiento y acuerdo común" con los sindicatos de los trabajadores del fabricante con sede en Alemania.
General Motors obtuvo en 2011 un beneficio récord de 7.600 millones de dólares -tras grandes recortes y gracias a un rescate público- mientras que en las operaciones europeas el gigante automotriz perdió 747 millones de dólares.
La compañía de Detroit, que espera que este año se repitan los beneficios gracias a la buena marcha en Estados Unidos, China y otros países emergentes, quiere seguir recortando en apartados como los gastos de publicidad y simplificando el proceso de producción de vehículos.
Akerson recordó también hoy a los accionistas que la multinacional espera aumentar su capacidad productiva en los próximos cinco años en Rusia, así como crecer un 25 % en China este año, al tiempo que introduce nuevos modelos en ese mercado.
Por otra parte, los accionistas transmitieron a la directiva de GM su preocupación por el hecho de que el precio de sus participaciones en bolsa hayan caído un 45 % el año pasado y sobre cuándo el Gobierno estadounidense se deshará de su participación del 32 % que aún posee tras el rescate.
El precio de la acción ronda los 21 dólares, después de que la oferta pública comenzara en noviembre de 2010 en los 33 dólares, lo que acarrearía grandes pérdidas al Tesoro estadounidense si decidiera vender, algo que no se espera hasta después de las elecciones presidenciales de noviembre.