En México las empresas de alimentos, bebidas y medicamentos han optado por una vía fácil, económica y bien remunerada para deshacerse de los productos caducos o de aquellos que no logran venderse en el punto de venta.

Un modelo de mercado valorado entre mil a mil 200 millones de pesos anualmente que opera desde hace más de 20 años y consiste en que un compañía compra los activos improductivos a sólo el 20 o 30% de su valor real, brindando a la población descuentos en bienes y servicios sin importar los riesgos que tiene en su salud.

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Tal vez este modelo ya lo identificaste o eres parte de el; pero los compradores de los productos lo revenden a terceros y a su vez lo comercializan en el mercado informal u otros canales; deslindándose de cualquier responsabilidad sobre sus artículos, dejando al comerciantes informal su salida del mercado.

El corporativo Active International, es uno de los principales competidores de ese tipo de negocio en nuestro país, tan sólo el año pasado registró un aumento del 30% en sus ganancias.

“Los principales productos adquiridos antes de alcanzar su fecha de caducidad son alimentos, bebidas y medicamentos, aunque en el caso de los fármacos sólo se compran los llamados OTC o de libre venta”, destacó Eric Mergenthaler.

Cabe destacar que este corporativo revende la mercancía personas que participan en el comercio informal, como comerciantes de la Central de Abasto.

En otro contexto, productos como la maquinaria o productos no perecederos el tema no depende de la caducidad sino de la poca demanda.

Por su parte y ante la situación alarmante, el director de El Poder del Consumidor, Alejandro Calvillo indicó que la Comisión Federal para la Protección contra Riesgos Sanitarios (Cofepris) en conjunto con la Procuraduría Federal del Consumidor (Profeco) son las principales responsables de vigilar la venta de productos caducados en el comercio informal.

“Por el interés económico se encuentran estas formas de comercialización, donde se pierdes las responsabilidades. Una empresa como Bimbo ya no toma su responsabilidad cuando se venden estos productos en el mercado informal y yo considero que es algo que se debe vigilar sin desentenderse porque pueden representar un riesgo para salud pública”, puntualizó Calvillo.

Con información de El Universal.