Generalmente a los primeros mandatarios les empieza a caer encima el peso del desgaste propio que tiene el poder al ejercerlo al quinto año; muchos han tenido un problema de que a la mitad de la administración pierden la intermedia y han gobernado con Cámara incluso a veces la de Senadores con minoría. Y en el caso de López Obrador lo que le llevó al desplome fue perder la mayoría absoluta, debiendo sufrir derrotas importantes en sus intentos de realizar Reformas constitucionales para las que se requiere mayoría calificada, aunque en algunas ocasiones ha logrado conseguir sus objetivos con base en mañas, artimañas y aprovechando algunos huecos que han dejado las legislaciones.

Pero cuando parecía que el presidente seguiría caminando con paso firme llega el cuarto año y a la par de un desgaste personal muy significativo aparece “La Guacamaya Leaks” con sus filtraciones donde queda clara la condición de debilidad física y mental del primer mandatario y las cuestiones que se han filtrado de enorme corrupción y sobre todo gran desorden en el manejo del poder público del estado por parte del ejecutivo federal.

Y ahora lo más reciente, comenzado ya el quinto año, pareciera que no le depara nada bueno este 2023, habiendo comenzado con severas derrotas para el Ejecutivo cuando pierde la presidencia de la Suprema Corte de Justicia de La Nación que tenía controlada de alguna manera con el Ministro Arturo Zaldívar, que aunque polémico, era alguien con quien no tenía problemas en tratar.

Y López esperaba mantener esa dominancia a través de una esbirra, una lacaya, una títere en la persona de Yasmín Esquivel Mossa, alias La plagiaria, a quien muy a tiempo se le descubrió un ilícito, el plagio de su tesis para la obtención de la licenciatura en Derecho que le copió a un estudiante que se graduó un año previo a ella.

El presidente incurrió en un error muy grande al justificar el plagio e intentar minimizarlo alegando que se trató de ‘un error de juventud’ y acotando que hicieron más daño quienes hacían la denuncia a quienes llamo traidores. Pero luego después alguien ideó la estrategia de cambiar el rol de plagiaria a plagiada para jugar vencidas con la UNAM, a quien hay que aplaudirle la actitud, así como a su rector Enrique Graue, quien dio la instrucción de que se hiciera una investigación sólida y le dejó a la FES Acatlán la tarea de dictaminar el caso y esta resolvió que sí hubo plagio, que la tesis original es la primera, es decir, la del abogado Edgar Ulises Báez Gutiérrez, no obstante dice que, como hay una declaración de la Ministra Esquivel Mossa que también entregó a la Fiscalía de la Ciudad de México, en la que aduce tener pruebas de su dicho, pero además aporta un supuesto testimonio ante notario del abogado (que entregó la tesis previamente) en la que se auto incrimina, por lo que dice la UNAM que va a revisar con calma una vez que inicie el ciclo escolar.

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Luego viene el ridículo de la jefa capitalina, Claudia Sheinbaum, al ordenar una indagatoria ipso-facto ya que el 24 de diciembre la Ministra Esquivel Mossa presentó una denuncia ante el fuero común de la Ciudad de México argumentando ser plagiada, y a los seis días salió un comunicado de la dependencia donde dice que efectivamente la Ministra fue plagiada y que se abocará a hacer lo correspondiente y prácticamente, hacen como que le perdonan la cárcel al abogado porque el ilícito ya prescribió.

Pero luego en una entrevista para Eje Central, el abogado, -a quien se localiza en una vivienda muy humilde en Xochimilco, con salud precaria, con una fuerte neumonía de la cual no se ha recuperado además de recién operado de cataratas en un ojo-, desmiente haber acudido a cualquier tipo de audiencia en la fiscalía y menos ante un notario, dejando claro que la señora Esquivel Mossa incurrió en falsedad de declaraciones ante la autoridad ministerial así como en complicidad en delitos ante notario público, en amenazas al hacer denuncias falsas, y seguramente en otro tipo de señalamientos que podría tener en su contra como daño moral y responsabilidad al actuar de forma prepotente y cobarde denunciando como plagiario a quien es la verdadera víctima.

El caso es que el presidente se empecina y ordena que siga adelante el operativo. Se elucubra que fue el propio Secretario de Gobernación, Adán Augusto López, quien acudió a platicar con las Ministras y el Ministro -que dice López son de él-, y no pudo convencerlos de que votaran a favor de Esquivel, pues se negaron con dignidad a formar parte del basurero de la historia y no aceptaron tampoco ser las cartas del presidente.

Ante ello, AMLO se mantuvo y poco antes de la votación en la Corte, sabiendo el resultado previamente, se les fue a la yugular llamándolos traicioneros a los que dice que son sus ministros, porque no lo han apoyado en que sea presidenta la ministra que le puede significar mayor respaldo a su causa en la 4T, es decir, el presidente confiesa abiertamente su improbidad, y su intento de intromisión ridícula y aberrante en un poder distinto al suyo.

Pierde la elección la Ministra Esquivel Mossa, saca solamente su voto, y la final queda en una vida democrática, urna de cristal, en seis votos para la Ministra Norma Piña Hernández, de impoluta carrera, larga trayectoria, gran imagen, jurista de carrera, sin filiación partidista alguna y propuesta por el presidente Enrique Peña Nieto, convirtiéndose históricamente en la primera mujer presidenta de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, y con cinco votos en segundo lugar el Ministro Alfredo Gutiérrez Ortiz Mena, quien fue propuesto en el sexenio de Felipe Calderón, siendo antes funcionario y experto en materia fiscal.

Entonces el presidente es derrotado en ese afán de ganar la Corte y al día siguiente pierde en la elección de las dos salas, la primera que presidía Margarita Ríos Farjat y la Segunda sala que tutelaba Loretta Ortiz, quedando ahora en manos de ministros que no le responden al presidente de la República. Y lo peor, López Obrador pierde la presidencia del importante Tribunal de Justicia Federal y Administrativa

Por lo tanto ha sido una primera semana de enero de derrotas, fracasos, y batallas perdidas para el presidente.

Sin embargo, habrá que estar vigilantes de los pasos que dé, luego de que en la mañana de ayer insinuó que la Corte no puede estar en manos de conservadores y que hará una iniciativa de reforma constitucional para cambiarla. Vamos a ver si se anima y de qué están hechos los legisladores de oposición, el bloque PRI, PAN, PRD y esperemos MC, y le echen para abajo ese hoy pensamiento, mañana quizá iniciativa con la que buscaría trastocar a fondo el sistema jurídico mexicano golpeando al máximo tribunal de la nación.

Por otro lado, tras que hace más de tres años había liberado al capo Ovidio Guzmán, el mismo día en que había sido detenido, bajo el argumento de evitar que corriera sangre de inocentes, este jueves 5 de enero López Obrador decide capturarlo de nuevo, quizá como preludio a la visita del presidente estadounidense Joe Biden, pero seguramente sin medir adecuadamente la planeación estratégica de prevención y de protección globales por las reacciones normales del llamado coletazo del dragón. Y aunque se dice que estaba cubierto, la realidad es que se debió haber reforzado la vigilancia de los puntos torales de la capital sinaloense, de Mazatlán y Los Mochis por citar algunas de las ciudades más importantes de Sinaloa, donde al parecer la seguridad está fuera del control de las autoridades locales y federales y la población está en riesgo.

Habrá que ver el desenlace de esta cruenta situación que está vislumbrándose con los ataques terroristas, y ojalá no haya más vidas y perdidas qué lamentar.

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