El 11 de marzo se reunieron las dos candidatas y el candidato a la presidencia de la república, para recibir y firmar el Compromiso Nacional por la Paz: Estrategias de Política Pública para la Paz. Tanto Máynez como Gálvez, aceptaron el documento, Sheinbaum, por su parte, realizó un detallado análisis expresando las coincidencias y las diferencias respecto al documento. Aquí comparto 5 claves para entender la importancia del documento y la trascendencia en la campaña:

1. Este Compromiso Nacional por la Paz surge de los Diálogos Nacional por la Paz realizados en todo el país, convocados por el Episcopado Mexicano y la Compañía de Jesús en México. La palabra clave es “convocado”, no realizado por. Esto nos sitúa en una Iglesia mucho más abierta y con un análisis en donde involucró distintos sectores de la sociedad. Es una carta abierta sobre posibles caminos para atender temas urgentes y no temas dogmáticos, como tradicionalmente haría la jerarquía de la Iglesia católica. Es un documento vivo, actualizado y realizado por las personas que trabajan directamente con distintas violencias, sin embargo, no está exento de sesgos ideológicos, incluso de un uso de lenguaje semejante al que utiliza la oposición al gobierno actual.

2. Es significativo que tanto Máynez como Gálvez se hayan mostrado a favor del documento, les queda bien para la campaña y parece un respaldo institucional de la Iglesia aunque podría parecer solamente discursivo pues hay distancia entre lo que dijeron frente a representantes de esta iniciativa ciudadana y lo que proclaman en discursos de corte populista. Xóchitl, por ejemplo, en la firma del documento, realizó un excelente análisis sobre el sistema penitenciario pero nunca aclaró el tema de la prisión de máxima seguridad que México no necesita (la estrategia salvadoreña, aunque popular, no sería eficaz para el contexto mexicano) y nos haría retroceder en materia de derechos humanos (tema en donde hay deudas en cualquier color del espectro político pero que es señal del mensaje de la derecha). Eludió el punitivismo y privilegió la prevención, sin embargo, en la práctica, Sheinbaum es la única que ha realizado este tipo de programas y con éxito en la CDMX.

3. Sheinbaum tuvo el atino de hacer un documento en donde señala las coincidencias y las diferencias entre su visión y la visión del compromiso. En un texto bien elaborado, marcó algunos elementos que, parece, atacan a la actual administración y con ello, minan su campaña. Hace referencias a la Ciudad de México (correctas pero geográficamente limitadas) ya que el análisis aborda todo el país y sabemos que la CDMX es una excepción en muchos aspectos. Considero fue una salida diplomática para no reconocer la totalidad del escenario casi apocalíptico pero aceptar la necesidad de implementar algunos de estos cambios.

4. El trabajo con las candidatas y el candidato es solamente parte de este compromiso, ya que se tienen comités estatales que darán seguimiento a esta agenda, por lo que sería un impulso el tener el apoyo de quien resulte persona ganadora de la elección, pero no se limita a un trabajo colaborativo con los partidos políticos, se trata de una articulación suprapartidista en donde cualquier persona que busca construir la paz puede participar. Habrá que cuidar que en estos espacios no aparezcan de pronto los colores o las banderas de movimientos eclesiales cercanos a grupos conservadores, ya que esto minaría todo el proceso y retiraría la autoridad ética que ha procurado desde el primer momento. Claro que pueden participar pero no apropiarse o dirigir el movimiento hacia un lado del espectro político.

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5. Los obispos mexicanos hicieron muy bien en convocar, con apoyo de los jesuitas, a la sociedad civil organizada, la verdadera sociedad civil organizada y no solamente la que se organiza en contra de cualquier decisión gubernamental y que, por ocurrencia, se consideran activistas. El fallo está en no aclarar que no es un movimiento exclusivo de la Iglesia, hay otras religiones involucradas: budistas, musulmanes, hinduistas, Iglesias cristianas, comunidades de fe, etc., así como otros grupos sociales: universidades, asociaciones civiles, grupos ciudadanos, grupos vecinales, grupos de empresarios y otros. El día de la firma con las candidatas y el candidato había dos obispos protagonizando el evento, por ende, todos los encabezados periodísticos hablaban de “Compromiso con la Iglesia”, “Agenda del Episcopado” y nada de los grupos que conforman este esfuerzo. Creo que no estaría mal recordarle a estos pastores que los últimos serán los primeros y si realmente quieren protagonizar estos esfuerzos, deben poner al frente a la sociedad civil y no buscar los reflectores, porque si bien han cumplido con su deber pastoral, el de la discreción y humildad les haría poderosos aliados.

X: @Teotihuachango