Yunes y su padre, el otro Yunes
Cuando, hace unos años, en el Senado Lilly Téllez y Germán Martínez abandonaron el proyecto de la 4T hubo fiesta en la oposición, sobre todo en el panismo. A Lilly y a Germán se les recibió en los grupos políticos contrarios a Morena con gran alegría y tanto a ella como a él se les colmó de elogios por su valentía y patriotismo.
Hoy que Miguel Ángel Yunes Márquez está recorriendo el mismo camino, pero en sentido contrario –deja de apoyar a la oposición, particularmente al PAN, para favorecer a la izquierda en la votación de la reforma al poder judicial–, a este senador veracruzano se le considera un traidor.
Antes de continuar diré lo que pienso de las mencionadas personas:
- A Lilly Téllez la considero una periodista honesta y objetiva; como política le reprocho que caiga con demasiada frecuencia, para mi gusto, en la terrible falta de la estridencia.
- A Germán Martínez lo veo nada más como un charlatán que se expresa como intelectual del siglo XIX, pero que actúa con muy poca ética ya que fue un operador del fraude electoral de 2006 contra López Obrador; hablador y sin principios, se las arregló para acercarse al hombre al que tantos votos le había quitado y consiguió que Andrés Manuel lo hiciera senador, lo que habla de su absolutamente inmoral oportunismo.
- De Miguel Ángel Yunes Márquez no tengo una opinión porque no conozco su trayectoria; desde luego, no me atrevería a juzgarlo por las innumerables fechorías —demostradas— de su impresentable padre Miguel Ángel Yunes Linares, quien por cierto es el suplente de su hijo en la Cámara de Senadores.
No es de buen gusto que Morena recurra a los servicios de los Yunes para lograr la mayoría que necesita en el Senado. Periodistas bien informados aseguran que Yunes Márquez dará la espalda a la oposición como parte de un acuerdo con el gobierno: apoyas a Morena y a tu familia le quitamos algunas órdenes de aprehensión. No sé si esto sea cierto, pero dada la tradición mexicana de negociación política absolutamente chafa y, por supuesto, por la biografía muy sucia de un Yunes, el patriarca de esa familia, nadie duda de que existan suficientes motivos para encarcelar al menos al padre del senador. Así las cosas, para el senador Yunes Márquez será un precio no muy elevado abandonar a la oposición, aunque sea en una sola votación, para respaldar una iniciativa del presidente López Obrador.
Desde luego, Andrés Manuel estará de acuerdo conmigo en que, estéticamente hablando, luce de la rechingada que su movimiento tenga que pactar, así fuese por la vía de su hijo, con uno de los peores representantes de la corrupción política mexicana. Pero el pragmatismo es importante, dirá AMLO, y hará suya la famosa frase, atribuida a Lenin, de que el fin justifica los medios.
Qué derrota para el panismo
Todo el mundo pensaba que si Morena iba a necesitar del voto de un senador de oposición lo conseguiría en Movimiento Ciudadano o en el PRI. Nadie apostó por la opción de que el voto buscado por Morena para cambiar la Constitución lo aportara un militante del PAN.
Pero si el PAN fue un partido de principios, integrado solo por gente honorable, eso quedó muy lejos en la historia. El panismo actual demostró que estaba dirigido por gente deshonesta cuando no solo apoyó, sino diseñó y dirigió los operativos de fraude electoral contra López Obrador que empezaron desde un par de años antes de las elecciones de 2006.
A partir de ese momento al PAN llegaron toda clase de sinvergüenzas; uno de ellos, quizá el caso más notable, el expriista Yunes Linares, quien había crecido en la política ruin como acólito de Elba Esther Gordillo.
En el sexenio de Vicente Fox empezaron los grandes fracasos electorales del panismo al que la ciudadanía decidió castigar por su falta de ética.
El PAN perdió la elección del 2006, así que se la robó. En 2012, el PAN se fue al tercer lugar en la contienda presidencial. Antes de que esto último ocurriera, en el sexenio de Felipe Calderón, el PAN sufrió derrotas regionales muy fuertes, tan vergonzosas que obligaron a la renuncia de uno de los peores dirigentes en la historia del partido conservador, Germán Martínez.
En 2018, el PAN volvió a perder, a pesar de que hizo alianza con un partido en crecimiento, MC, y con el instituto político supuestamente de izquierda, el PRD, que todavía conservaba algo de su fuerza electoral. Para el 2024, el PAN, dirigido por otro papanatas, el señor Marko Cortés, decidió que no tenía potencia para enfrentar a Morena y pactó una alianza con su enemigo de toda la vida, el PRI, pero esta vez se trataba de un priismo disminuido debido a numerosas derrotas y acusaciones de corrupción y además dirigido por alguien tan indecente como Yunes, Alito Moreno.
No hay PAN, no hay PRI
En efecto, ya no hay PRI, nada quedó del viejo partido después de las elecciones de 2024. En el PAN algo se había mantenido de pie después de la reciente derrota, pero Yunes lo ha destruido. Lo peor es que en el panismo, debido a lo que hicieron Lilly Téllez y Germán Martínez, ni siquiera hay gente con autoridad moral para acusar de traición a Miguel Ángel Yunes Márquez. Simplemente la culpa es de los y las panistas que le dieron una posición en el Senado a alguien cuya familia tenía demasiadas cuentas pendientes con distintas fiscalías y esa persona se rindió.
Por cierto, una diferencia entre Lilly y Germán y Yunes: la senadora Téllez y el senador Martínez jamás habrían llegado al Senado sin la fuerza de López Obrador. Lilly intentó ganar sin AMLO las elecciones para el Senado el pasado junio en Sonora, y no lo consiguió. Su única victoria electoral, pues, se dio gracias a la popularidad de Andrés Manuel. Yunes quizá deba su importancia en el PAN a su padre, pero no por la buena fama del Yunes mayor, sino por todas las trampas que hizo y que indebidamente favorecieron al panismo en distintos procesos comiciales.
No hay PRI y no hay PAN. Y es un misterio Movimiento Ciudadano. Quizá si se refuerza con priistas competentes expulsados por Alito Moreno, como Manlio Fabio Beltrones y Aurelio Nuño, podría MC fortalecerse, pero las probabilidades no están a favor del partido de Dante Delgado.
No hay más en la oposición. Se han visto bastante bien los ministros y las ministras de la SCJN que han salido a la calle a apoyar protestas contra la reforma al poder judicial. Desgraciadamente no veo en algunos casos edad y en todos vocación para emprender la complicadísima travesía en el desierto que debe realizarse para construir una opción política capaz de competir con Morena.
Así que casi seguramente, en el futuro cercano, será otra la tarea de juristas de un nivel importante como Jorge Pardo Rebolledo, Juan Luis González Alcántara Carrancá, Margarita Ríos Farjat y Javier Laynez Potisek, quienes con toda dignidad han estado en los plantones de descontento. Tales especialistas en derecho supongo que emprenderán tareas muy relevantes en una democracia, como la crítica desde el punto de vista de las leyes, pero no es realista suponer que se dedicarán al activismo opositor.
Luis Donaldo hijo y Andrés Manuel hijo
Si me preguntaran las dirigencias de oposición, les respondería que deben ir ya preparando opciones presidenciales para el 2030.
Ayer Morena lanzó a un primer precandidato, Andrés Manuel López Beltrán, pero no competirá en solitario: Marcelo Ebrard insistirá en ser presidente, pero con toda seguridad otra vez naufragará; Clara Brugada exigirá que se le tome en cuenta en esa carrera por la importancia del cargo que tiene, la jefatura de gobierno de la CDMX; y, de manera natural, habrá sorpresas que surgirán de los y las claudistas ciento por ciento claudistas, desde luego sin descartar a un izquierdista, de alguna manera siempre marginado en el proyecto de AMLO pero que ha crecido prácticamente sin recursos y sin equipo, Gerardo Fernández Noroña. Este senador que se apasiona de más en sus entrevistas y discursos, si se serena será un estupendo contendiente.
¿Quién en la oposición? Mencioné al exjefe de asesores de Enrique Peña Nieto, Aurelio Nuño —académico de primer orden: acaba de pasar cuatro años como docente e investigador en Harvard—, pero este hombre necesitaría una gigantesca estructura propagandística para llegar a los mínimos de popularidad que exige una contienda presidencial.
Como es un tipo listo, el problema de Aurelio no será el diseño de una estrategia de posicionamiento, sino los recursos para financiarla. Si los consiguiera —MC podría aportar una parte— Nuño podría estar en la pelea al menos frente al único político de oposición que hoy veo, a pesar de sus errores y de su reciente derrota, con el carisma que un opositor con aspiraciones presidenciales requiere, Luis Donaldo Colosio Riojas.
Luis Donaldo fue un buen alcalde de Monterrey. Hace dos años, poco más, aparecía en encuestas serias como el único opositor capaz de enfrentar a la líder Sheinbaum y al segundo lugar Ebrard —aclaro que eran mediciones sin tomar en cuenta al partido político de cada aspirante—. Pero Donaldo no quiso ser un buen candidato a la presidencia: prefirió ser un mal candidato al Senado. Colosio Riojas perdió frente al morenista Waldo Fernández, quien es bastante inteligente y hace la tarea, pero que está muy lejos de ser un político simpatiquísimo.
Así que Colosio Riojas llegó al poder legislativo por esas misteriosas maneras de premiar a las minorías. Me dicen que le fue mal en su campaña porque no trabajó, o no lo suficiente como para enfrentar a la maquinaria electoral construida por Andrés Manuel y encabezada en las pasadas elecciones por Claudia Sheinbaum.
Veremos si Donaldo se anima para el 2030, pero que conste, no bastará con la sola intención: tendrá que hacer lo que no hizo este año: trabajar durísimo para convencer a la gente y, particularmente, para organizar un equipo en todo el país.
Encuesta: López Beltrán contra Colosio Riojas
Recuerdo que alguna vez hicimos una encuesta para enfrentar a Luis Donaldo Colosio Riojas y a Lázaro Cárdenas Batel, que heredaron dos nombres famosos en nuestra historia política: Cárdenas, nieto de uno de los principales héroes mexicanos e hijo del hombre que dio el primer paso para el éxito actual de la izquierda; Colosio, hijo del querido y recordado candidato asesinado en 1994 en un barrio de Tijuana. Dos nombres, dos apellidos que son avenidas, plazas públicas, monumentos, más Cárdenas que Colosio pero más cercano a todos nosotros este último. Aquella encuesta la ganó fácilmente Luis Donaldo.
En algún momento habrá que enfrentar a Luis Donaldo Colosio Riojas, en una nueva medición demoscópica, con otro joven hijo de político muy famoso y mucho más reciente: Andrés Manuel López Beltrán, cuyo padre es Andrés Manuel López Obrador.
Los números, lo que resulten, nos irán dando una idea acerca de cómo viene el 2030. Pero, ni hablar, si a Andrés Manuel hijo, debido a las estructuras de Morena, le bastaría con buenas estadísticas, Luis Donaldo hijo necesitaría no solo de importantes porcentajes de aprobación o de reconocimiento, sino de un trabajo y una mínima maquinaria electoral que la oposición tuvo y destruyó.
67.9% apoya votar por personas juzgadoras
Comentaré este martes en Heraldo Radio, en el noticiero de Sergio Sarmiento y Guadalupe Juárez, una encuesta especial realizada en el contexto del tracking diario ClaudiaMetrics. Aquí solo diré que el 67.9% de la gente entrevistada está de acuerdo en que se elijan mediante voto popular jueces, juezas, magistrados, magistradas, ministros y ministras. Se hicieron otras dos preguntas: enseguida las tablas de porcentajes.
Aquí mi participación en el noticiero de Sergio Sarmiento y Guadalupe Juárez en El Heraldo Radio: