Primero el dato histórico: el 26 de julio de 1947 nació la Central Intelligence Agency, la famosa CIA. Esta dependencia dedicada al espionaje presume en su página de internet que sus agentes son “la primera línea de defensa de la nación”, esto es, de Estados Unidos.

No tenía idea acerca de que hace exactamente 75 años el presidente estadounidense Harry S. Truman fundó la mencionada agencia de espías. Me enteré de ese dato curioseando en el sitio de internet de la revista alemana Der Spiegel, donde un historiador, Philipp Gassert, trata de responder varias preguntas: (i) ¿qué tan legales, en términos del derecho internacional, son las acciones de la CIA?; (ii) ¿cómo consiguieron los espías estadounidenses su imagen heroica?, y (iii) ¿es legítimo en una democracia contar con agentes secretos?

La verdad de las cosas es que el trabajo de la CIA ni es democrático ni resulta aceptable para el derecho internacional. Personalmente atribuiría a Hollywood la idea que se ha generalizado acerca de que los agentes secretos estadounidenses son grandes héroes.

Admitamos que, a pesar de que en general realiza un trabajo bastante sucio, la CIA es eficaz. En México, por ejemplo, cada vez que el gobierno de Estados Unidos necesita presionar al gobierno de nuestro país, la Central Intelligence Agency se las arregla para contar con la colaboración de gente influyente.

Hoy lo estamos viendo en el tema del diferendo relacionado con el T-MEC. La gran mayoría de los y las columnistas de los diarios mexicanos actúan como agentes encubiertos de la CIA; de plano, cumplen una misión que conviene al gobierno de Estados Unidos: sembrar pánico en México.

Las columnas más leídas de hoy

Cito algunos ejemplos.

Luis Carlos Ugalde, en El Financiero: “López Obrador ha puesto en riesgo la existencia a largo plazo del acuerdo comercial con América del Norte”.

Francisco Martín Moreno, en Reforma: “La salida de México del T-MEC sería la quiebra de nuestra nación”.

Miguel González Compeán, en El Economista: “Hasta ahora, la política del presidente ha judicializado la política energética con cientos de amparos y nos ha puesto en un grado de debilidad enorme en nuestra relación comercial, nuestra principal relación, con EUA y Canadá”.

Gabriel Casillas, en El Financiero: “El T-MEC es muy claro y no parece que haya muchos argumentos para defender la política energética de la administración actual en México”.

Denise Dresser, en Reforma: Las decisiones de AMLO acerca de la política energética que no agrada a Estados Unidos “acabarán apuntalando a un hombre que quiere regresarnos al laberinto de la soledad, y dejarnos empobrecidos y aislados ahí”.

Federico Reyes Heroles, en Excélsior: “¿Qué tiene de gracioso estar hoy en la penosa encrucijada de ser acusado como país por violentar el T-MEC? ¿A quién le puede provocar una sonrisa cargada de sorna, la posibilidad de aranceles a ‘productos sensibles, que igual pueden afectar a los productores de aguacate, que al sector de autopartes? El asunto es muy grave, de la buena solución dependen los ingresos de muchas familias mexicanas”.

Joaquín López Dóriga, en Milenio: “Denuncia AMLO a la Casa Blanca”.

Carlos Mota, en El Heraldo de México: “Las nuevas disputas legales de Estados Unidos y Canadá contra México al amparo del T-MEC podrían generar ruido innecesario entre la comunidad de inversionistas y ralentizar las inversiones”.

Héctor Aguilar Camín, en Milenio —quizá el más inteligente columnista, es el único que recurrió al buen humor, lo que se agradece—: Ante la duda de si Andrés Manuel quiere sacar a México del tratado comercial de América del Norte, el escritor, inspirado en Fidel Castro, ha inventado lemas nacionalistas contra el T-MEC. Dos de ellos son más o menos simpáticos: “Pemex o T-MEC.Venceremos” y “Patria o Gringos.V enceremos”.

Evidentemente, la comentocracia está activa en su tarea de sembrar miedo entre la población mexicana. En resumidas cuentas, lo que dicen es lo siguiente: Si el presidente López Obrador no cambia su política energética, el caos económico nos arrasará.

Las cosas como son: si la CIA orquestó a los y las columnistas, qué gran trabajo a favor de Estados Unidos y en contra de México. Digno de serie de Netflix.

Frente a la brutal embestida de comentócratas actuando como si fueran agentes encubiertos de la Central Intelligence Agency, no le ha quedado más opción al presidente López Obrador que apelar al nacionalismo de la gente. Lo hará así en el desfile del 16 de septiembre, pero no para dinamitar el T-MEC, sino nada más para exigir a los vecinos del norte que se nos respete, algo que todos deberíamos aplaudir.

Aunque son minoría, sí hay columnistas que entienden la estrategia de Andrés Manuel. El más lúcido en este debate, Genaro Lozano, de Reforma: “AMLO está llevando a aus opositores al laberinto del que no saben cómo salir, pero no romperá décadas de integración”.