Al filo del término del mes de abril, la presidenta de México, Claudia Sheinbaum, sigue registrando porcentajes muy elevados de aprobación. El promedio, en términos más concretos, radica en el 78 a 82% de respaldo ciudadano, considerando su trabajo en su primer semestre de gestión. Eso, de hecho, es muy superior a los índices del mismo Andrés Manuel López Obrador a estas alturas. Esa concepción se basa, evidentemente, en los datos que se recolectan a diario. Hay un listado importante de metodologías que, a través de distintos mecanismos, toman el pulso de la población. Eso, por lo tanto, tiene un significado claro que pone al descubierto que, su trabajo y sus acciones, son eficientes a nivel nacional.
Eso, que ha producido un impacto a nivel nacional, se vive en cada una de las entidades donde Claudia Sheinbaum acude a poner en marcha alguna acción. De hecho, los estados que gobierna la oposición, que también proyectan aprobación en el quehacer de la jefa de Estado, lucen siempre abarrotados para ver de cerca la imagen de la mandataria federal. Eso nos hace suponer, en esa apoteosis que vivió AMLO, que Sheinbaum se ha convertido en un fenómeno social que, a propósito de ello, se ha visto materializado en latitudes mundiales que han sido aclamadas por su proyección. Para tal efecto, no nos extraña para nada ese poder de convocatoria que jala Sheinbaum.
El fin de semana pasado, lo atestiguamos en uno de los principales epicentros de la derecha. Hablamos de Querétaro, donde se respiran aires de transición para las elecciones intermedias del 2027. Ese punto, que ha reivindicado un crecimiento de grandes segmentos de la población a favor de Morena, ha mostrado cifras que, hasta ahora, nos hacen suponer que la competencia por la gubernatura no está definida. La otra cara de la moneda para el PAN, de hecho, es perder uno de sus puntos cruciales aunque su gobernador, que se ha enfocado en no entregarle la estafeta al movimiento lopezobradorista, no tendrá más remedio que aceptar la realidad inminente que los mismos números registran en las encuestas de opinión pública. En lo referente a ello, Morena, en algunas evaluaciones, ha ido afianzándose con el crecimiento.
En ese sentido, hay que tomar en cuenta muchas circunstancias que giran en torno al proceso electoral. Lo más importante para Morena, especialmente por lo que ocurrió en las pasadas elecciones, es que tiene una valiosa representatividad de muchos segmentos de la población. La votación histórica que promedió Santiago Nieto para la fórmula del Senado, ha acortado esa brecha que antes existía. Eso parece haber pasado, queda claro, por la debacle que vive Acción Nacional en el legislativo federal y, de paso, en prácticamente toda la república. Caso contrario, Morena, en ese despegue que ha tenido en esa demarcación, pinta para dar el salto definitivo. Eso nos hace entender, tal y como pasó en el Estado de México, que la alternancia se asoma.
La propia visita de Claudia Sheinbaum, por un lado, nos puede explicar un poco esa efervescencia que se vive. En Querétaro, pese a que gobierna la derecha, Sheinbaum tiene una aprobación de más del 60%. Esto, por supuesto, es algo que nadie puede detener, ni las propias declaraciones que, en su momento, hizo el gobernador de qué no le entregará el gobierno a Morena. Él, lo dijimos, no decide el destino, sino el mismo pueblo de México. La propia dirigencia nacional ha focalizado tres entidades como prioritarias, inclusive qué podemos llamarlo así desafíos, ha centrado la mirada en Aguascalientes, Chihuahua y Querétaro. De hecho, hasta donde sabemos, Morena ha ido ampliando el activismo territorial en aquellos puntos donde, dicen los que saben, se está preparando una transición inminente que, de plano, le interesa a la ciudadanía, especialmente al grueso de la gente. De eso ya fuimos testigos en el Estado de México, que muchos juraban que jamás pasaría a manos de Morena.
Y Claudia Sheinbaum, que visitó el fin de semana algunos puntos de Querétaro para dar el banderazo de inicio de edificación del Tren México-Querétaro, seguramente respiró esos aires de transición que fluyen en un clima propicio para el movimiento lopezobradorista. Y eso se dará, ya lo dijimos, pese a los discursos del gobernador que, hace poco, aseguró que no entregará la administración a Morena. Habrá que recordarle al mandatario que, hoy en día, las prácticas del dedazo y la maquinación se acabaron. El pueblo, con esa fuerza que ha demostrado en las urnas, será el único elector que tomará el destino. Y sí, los planetas, de acuerdo con las encuestas, han comenzado a alinearse a favor de la causa de la izquierda. Eso lo notó Claudia Sheinbaum, de entrada, con esa oleada de ovaciones del que siempre la hace sentir afianzada, sobre todo por el movimiento que representa.
Notas finales
En la lista de aspirantes a la gubernatura de Michoacán desfila una cantidad importante de nombres y perfiles que, a pesar del tiempo, han comenzado a promocionarse a lo largo y ancho de la entidad. Eso, por un lado, es un caso del que ya nos hemos acostumbrado, sobre todo por el juego de las corcholatas que atestiguamos tres años antes de la cita oficial.
Aunque muchos reprochan esas actividades, actos públicos y asambleas que sirven para hacer gala de la presencia de cada actor, también hay acciones que, en efecto, han catapultado al mosaico preelectoral a algunos servidores públicos de la administración. Cada vez que hablamos de componentes como el que tocamos, es importante decir los cambios sustanciales que se han dado en la entidad purépecha. Entre esos elementos, desde luego, podemos aludir a la obra e infraestructura que ha salido a flote a gran escala. Y sí, quien puede presumir esos trabajos es Gladys Butanda, pieza clave del armado de Alfredo Ramírez Bedolla. Ella, en esa carrera por la transición del ejecutivo, ha dado un salto importante en las encuestas y, con ello, se afianza como la mujer con mayor proyección entre militantes, simpatizantes y población en general. El haber tomado la delantera en el tema de género, evidentemente, la pone en condiciones inmejorables en la carrera por la gubernatura.