De repente y sin mucha antelación vimos anunciar que @lfcoficial, Los Fabulosos Cadillacs, ¡ESTARÍAN EN EL ZÓCALO CAPITALINO EL 03 DE JUNIO!, y en ese momento nadie imaginó lo que vendría, algunos incluso se atrevieron a comentar, “música para ´chavorrucos´, jajaja”, los resultados dejaron con la boca abierta a algunos y con tapón de hoci… para otros, los medios no han sido capaces de relatar lo que quienes estuvimos ahí a escasos pasos de Vicentico y Fabulosos, experimentamos.

Ese día en especial mi vástago cumple años, caramba… ¡Mejor regalo de cumpleaños a un chico cumpliendo 17 no podríamos esperar!, curiosamente, mi pequeño en los últimos años se va adentrando en mis gustos musicales y al comentarle que venían los Fabulosos y la presentación sería el día de su cumpleaños, fue el mayor grito de alegría escuchado, hoy dice que ha sido lo mejor que le ha pasado, me regocija escucharlo y ser parte de esa felicidad…

Viernes y llegaron a acampar

Como en los mejores conciertos realizados en el Zócalo capitalino, siempre hay quienes llegan a acampar literalmente, todo con la finalidad de estar pegados a la valla que los separa de su grupo favorito, ahora no podía ser la excepción y decenas de fanáticos hicieron lo propio, soportando no solo inclemencias o carencias, su fervor es más grande que cualquier padecimiento, la recompensa de verlos a los ojos mientras cantan y corear todas sus letras es la mejor paga.

Sábado por la mañana; desayunamos y nos vamos

Para nosotros no era un sábado cualquiera, la emoción se percibía desde la noche anterior, renunciar a la comida y reunión con los amigos para poder ir al concierto, dice mucho de lo que mi vástago estaba experimentando, celebramos su cumpleaños el primer minuto del día 03 de junio, acompañados solamente por su mejor amigo, que a la postre también nos acompañó a presenciar el concierto de su vida, la primera vez en un masivo, sabemos lo que eso representa para un adolescente y lo que marca la juventud, las alarmas puestas exprofeso para la ocasión fueron calladas por la alegría y la expectación.

En el Zócalo desde poco antes de las 12

Después de un copioso y energético desayuno, al cual prácticamente los obligue sabiendo lo que nos esperaba, nos montamos en el taxi que nos llevó al Suburbano y de ahí al Metrobús que hace parada en la alameda, un paseo rápido por el barrio chino para comprar algunas chucherías y “domplings”, ah, y un banquito, las horas de espera serían muchas y la experiencia nos dice que turnarnos un banquito aunque sea por unos minutos aminora el cansancio, el dolor de cadera y piernas, aunque al final el tema del banquito sería digno de otra columna. Llegamos poco antes de las 12 del mediodía a la plancha del Zócalo capitalino y para beneplácito nuestro aún no había tanta gente como pensábamos, escogimos la parte de enfrente, separados por escasos metros del escenario, eso ya fue un triunfo y celebración, abastecidos con botellas de agua, cacahuates, dulces y bombones nos apoltronamos y esperamos, haciendo amistad con los asistentes, en un rato más el espacio vital sería compartido queriendo o sin querer., esperando prácticamente junto a la valla, éramos felices de poder estar tan cerca de ellos.

Faltaban 4 horas y comenzaban los empujones

Los minutos lentamente fueron corriendo, veíamos como poco a poco se iban llenando los lugares, ya las terrazas de los hoteles y restaurantes cercanos también comenzaban a lucir atiborradas, todo iba en calma; entre platicas chuscas y presentaciones para saber desde donde acudimos, sumando toda clase de pláticas triviales para matar el tiempo, vimos transcurrir lentamente los minutos, dosificar las toma de agua para no sufrir las consecuencias urinarias es vital, de repente se empiezan a empujar, un grupo de más de una decena de chicos liderados por otros de torva mirada querían llegar a toda costa hasta la valla, los gritos y empujones no se hicieron esperar, los conatos de violencia se avizoraban, entre los sentidos fastidiados por la ya larga espera y los insultos de los que a fuerza querían pasar pisando a los que ya nos encontrábamos ahí, se convirtió por momentos en caos, la policía brillaba por su ausencia y a las tantas llegó, pero solo retiraron a dos personas, las mentadas de madre volaban así como las botellas vacías de agua.

El gobierno capitalino reportó más de 300 mil personas en el concierto de Los Fabulosos Cadillacs en el Zócalo

Nos turnábamos el banquito para descansar

El famoso banquito nos hizo tremendo favor, lo utilizábamos por tiempos y lo compartimos con mujeres alrededor nuestro, al menos en ese tipo de eventos se es solidario, cuando se puede, pero poco nos duró el gusto, nuevamente grupos de choque llegaban y dos horas antes de que comenzará el evento tuvimos que guardar el banco y quedar literalmente como cigarros a la espera, el humo de cigarros y mariguana era cada cierto tiempo, al igual que la rechifla y el desmadre, justo a nuestro lado estaba un chico dándole duro y tupido, al poco rato tenía sueño y hambre, se quejaba amargamente entre risas de los demás, “Justien”, de Coapa, por cierto… por que su nombre lo escribieron en danés nos comentaba; y como no le creí, nos mostró su credencial de elector, sí, en momentos como el vivido este pasado 03 de junio en el Zócalo, todo detalle aminora y hace amena una reunión de perfectos extraños que por cualquier detalle ríen y disfrutan de compañías que quizá nunca en la vida vuelvas a encontrar, otros habían llegado desde Guadalajara y de Oaxaca, solo para estar presentes en el concierto, terminando buscarían regreso.

La música de Sergio…

Una hora antes de empezar el concierto, las pantallas comenzaron a prenderse y el monstruo rugió; pero solo era la antesala, la música y videos de Sergio (Gustavo) Rotman, el maravilloso saxofonista de Los Fabulosos Cadillacs, ex integrante de Cienfuegos, El Siempreterno, Mini Maura e inconfundible con esa melena rizada, ahora cubierta de canas que luce a cada paso y movimiento de cabeza, su música y mezclas llenaron de alegría el evento e hicieron más amenos los 60 minutos que aún faltaban, moverte al ritmo sensual era suficiente para darle respiro a las cansadas piernas que sabían que la parte medular de este sábado aún estaba por llegar.

Los Fabulosos suben al escenario y comienza la parafernalia

De pronto se apagan luces y el sonido anuncia la llegada, lo que llevamos ocho horas esperando al fin se presenta ante nuestros ojos y las piernas olvidan el cansancio para comenzar a brincar a ritmo de cada nota y gritando con júbilo cada letra, se notaba perfectamente quienes eran los verdaderos fanáticos, pues cada canción era coreada de principio a fin y se disfrutada cada sílaba pronunciada con el inconfundible y melancólico estilo de Vicentico, ya después leímos que muchos criticaron su falta de entusiasmo, pero quienes le seguimos hace décadas, sabemos y saboreamos esa nostalgia y añoranza que imprime a cada nota arrastrada o desgarrada…

Se hace el slam y participabas o te arrollaban; henos aquí brincando

Inevitablemente se viene el Ska rápido, movido y los chicos fieles a su juventud comienzan el “slam”, y no había de otra o te aclimatas o te “aclimueres”, aquí si literalmente, la marea humana te llevaba y el cardumen movía a veces acompasadamente y otras con furia cual si un tiburón atacara, dentro de los rostros azorados de algunos que nunca habían experimentado esa situación y los empujones de otros que aprovecharon para manosear a más de uno, el concierto transcurrió llevando casi al paroxismo a los asistentes, la queja de que “No prendieron”, yo la atribuyo al asombro, creo que ni los mismos integrantes de Fabulosos Cadillacs, podían entender lo que estaba pasando ante sus ojos, y si se hubiese arengado a bailar o a brincar más de lo debido, se hubiera podido ocasionar más de una tragedia de las que por si sucedieron.

Concierto de Los Fabulosos Cadillacs en el Zócalo

Los desmayados

Hubo muchos desmayados desde mucho antes que comenzará el concierto, también hubo mucha falta de empatía de algunos asistentes, frases como: ¡A qué chingados vienen si no aguantan” “Saquenlos a la ver…” Eran comunes, cuando querían sacar a los que se sentían mal, cosa que era casi imposible de lograr, pues no había puestos médicos a disposición y me tocó ver la angustia de una madre peleando con otra mujer por maldecir a su hija que se desmayó… Sí, en casos extremos cada uno saca lo que trae cargando.

Falta de paramédicos y asistencia

Vimos a Claudia Sheinbaum salir a dar gracias en un video, según sus datos todo salió perfecto; lamento contradecirla, la organización dejó mucho que desear, amén de la salida, que por alguna razón estaba bloqueada y se tardó más de una hora para poder desalojar la plancha principal, las calles insuficientes y que decir del transporte, era imposible, los paramédicos no existían, se mencionaron dos puestos de auxilio, pero era imposible llegar a ellos, los policías solo sacaban al pasillo a los desmayados y les urgían a salir sin importarles que no había forma de salir de la muchedumbre, ayudarse entre los que estaban era primordial, aunque a muchos les molestaba moverse para dejar pasar a los que se sentían mal, el que les interrumpieran el concierto era motivo de enojo y la nula empatía por el prójimo era notoria. Afortunadamente muchos otros ayudaban y prestaban desde agua, abanicos, banquitos y gel de alcohol para reanimar.

Más de una hora para poder desalojar la plancha…

El desalojo de la plancha principal es renglón aparte, más de una hora, los ríos de gentes interminables. Entre empujones, gritos, mentadas de madre, conatos de pleitos, ya muchos briagos o mariguanos que no respetaban nada, ocurrió un fenómeno curioso, el cardumen comenzó a gritar: “¡Nadaremos, nadaremos!”, emulando las famosa película buscando a Nemo, donde el cardumen logra romper la red, este fenómeno psicológico de apariencia intrascendente, ayudó muchísimo para calmar los ánimos de los reunidos y sirvió como catalizador de los sentimientos, cansancio, dolor, miedo, coraje y más… Sí, los mexicanos y nuestras mexicanadas siempre sorprendiendo.

Sin transporte suficiente, y con horario tope; ¡corre o te quedas!

Para los que vivimos en el Estado de México, lo mejor es llegar en el tren suburbano que llega a Buenavista, pero este tiene un horario especial y cierra a las 12:30 A.M si no llegas antes, ¡valió, te quedaste varado! Esto le sucedió a muchos que desconocen cómo funciona, y las filas enormes para recargar sus tarjetas de regreso fueron la perdición, muchos se quedaron si transporte y tuvieron que buscar la manera, los Uber haciendo su agosto en pleno junio, no hay de otra, pero bueno, lo bailado ni quien lo quite.

Las montañas de basura y objetos perdidos y precios caros

Otra cosa son los objetos perdidos, nunca vi tanta basura y tantas cosas perdidas, sombrillas rotas, impermeables desechables, botellas de agua, zapatos, tenis, suelas de zapatos, chamarras, bueno, hasta calzones… que no entiendes ¿cómo puedes quedarte sin calzones entre tanta gente, si no podías ni agacharte a quitarlos?, pero en fin, más de uno los perdió y sirvieron de mofa para las redes sociales.

Ya terminado el evento nuestro estómago reclama las horas sin comida y habrá que buscar algo, los vendedores ambulantes inflan los precios y una botella de agua te la pueden dar hasta en 50 pesos, un refresco igual, caminas hasta la Alameda central para encontrar cosas más económicas o de plano hasta Revolución a los taquitos, tortas y demás…

Esto es México, esto fue el concierto de Los Fabulosos Cadillacs en el grandioso Zócalo capitalino, en un pequeño resumen para los que no pudieron asistir, lamento no poder expresar a cabalidad los sentimientos, pero gracias, gracias, al LEÓN DEL RITMO, por hacernos pasar una noche genial e inolvidable, gracias Vicentico, por enamorarnos con tu voz.

Concierto de Los Fabulosos Cadillacs en el Zócalo, una nueva marca en este tipo de recitales