La encuestadora MetricsMx, para SDPnoticias, se ha convertido en una de las metodologías de mayor confianza en México. De acuerdo con esa premisa, basta ver los pronósticos de la elección del pasado dos de junio. Todas ellas, de hecho, mostraron con exactitud la evaluación que lanzó tanto para la presidencia de la República como para las gubernaturas que estuvieron en juego. En esas semanas previas, a propósito de ello, muchos cuestionaron la ventaja que MetriscMX le daba en aquella ocasión a Claudia Sheinbaum. El punto es que, con ello, podemos decir que ha nacido una calificadora que, en sí, se atrevió a mostrar los datos recolectados sin ningún sesgo político. Eso, a la par de consagrarla como una encuestadora sería, es considerada como un instrumento para medir el termómetro eficiente, en especial la labor que Claudia Sheinbaum lleva a cabo día con día.

En el primer tramo del gobierno que trazan en los 100 días de labores, MetricsMx, ha dado seguimiento puntual al trabajo de Claudia Sheinbaum. En promedio, por ejemplo, la presidenta constitucional se ha mantenido en una media del 78% de aprobación. Lo de ayer, en efecto, constituye el pico más alto de la confianza que tiene la población civil hacia la jefa de Estado. Más del 80% de la ciudadanía, a nivel nacional, aprueba el quehacer de la presidenta. Es, diremos en otras palabras, la manifestación más clara de lo que significa un fenómeno social de la talla de Sheinbaum, y todo los elogios que ha venido acumulando. Eso, como tal, nos va pintando un panorama, a la par de las reformas constitucionales, del equilibrio que mantendrá en el respaldo de la gente. Por esa sencilla razón, es iluso ir visualizando un regreso de la oposición al escenario electoral que se avecina.

Por eso la oposición, desde ahora, tiene consumada la derrota con miras al proceso electoral del 2025 y 2027. No hay forma, al menos en esta etapa de consagración y solidez, de competir de tú por tú con el poderío que ha construido Morena como la primera fuerza política del país. Eso le garantiza, a la par de la inmensa legitimidad y la gobernabilidad de la presidenta, ser el símbolo de este proyecto que, lo dijimos, tendrá larga vida en el poder institucional. El primer propósito, desde luego, es conquistar el mayor número de ayuntamientos en Durango y Veracruz, pese a las fricciones internas que ha ocasionado las decisiones que se tomaron. Y con esa posibilidad de pintar el país más de guinda, la dirigencia nacional, guiada por la imagen de Claudia Sheinbaum, sabe perfectamente las chances que tiene de ganar todo lo que se jugará. Eso, lo sabe el conservadurismo, es una terrible noticia ante el tsunami que se les viene encima.

Y la oposición, que todo le sale mal, tiene un enorme desafío por delante. De entrada, debe estar preocupada por la definición de cuadros. Lo de Xóchitl, sabemos, fue un rotundo fracaso. En todas las mesas de análisis, las que sí fueron objetivas, nunca sobresalió alguna virtud de la candidata del Frente Amplio por México. Por eso no hay, en medio de la mediocridad de una oposición, un perfil que puede ser la panacea. Sandra Cuevas, desde las redes sociales, quiere construir un cuadro de contrapeso para generar un proyecto político de cara al 2027 y 2030. Pero la pregunta es ¿cómo competirle a Sheinbaum con 80% de aprobación? No hay forma, al menos en esta época, para reconocer una solución para el PRIAN. Necesita más que un bloque variopinto para atraer al grueso de la población que, por decirlo así, continúan despreciando al conservadurismo engendrado en los referentes del PAN y PRI. Dada esa concepción, los podemos seguir llamando, como los bautizó AMLO, como la oposición blandengue.

El poder político con el que cuenta Claudia Sheinbaum, sumado a la base social que tiene Morena, que tiene una fuerte relación que los une, será el elemento crucial para pintar todo el territorio de guinda. Eso, en síntesis, es producto del fenómeno social que se ha convertido la presidenta constitucional de México. Ocho de cada diez mexicanos avalan su trabajo y, por ende, hay una enorme posibilidad que sigan respaldando el proyecto en las elecciones que se avecinan. Hay una lógica que, obviamente, nos lleva a tener esa conclusión en vísperas de un ejercicio que, de plano, ya se vive con gran intensidad.

Sandra Cuevas y Ricardo Anaya, incrédulos ante la realidad que vive el país, están convencidos que habrá alternancia política en 2030. El punto es ¿como? Recurrir a la guerra sucia no es, ha quedado comprobado, una herramienta que logre persuadir a la población civil; no hay forma tampoco de penetrar a una agenda que, ante la opinión pública, está totalmente dominada por Sheinbaum por tierra y redes sociales. Siendo francos, a la oposición se le avecina una tormenta que no tendrá piedad en aplastarlos. Algo parecido a lo que le ocurrió al PRD. Esa misma patología la padecerá el PRIAN, que no ha valorado jamás al pueblo de México como el principal impulsor. He ahí la diferencia entre una fuerza y otra. Morena, bajo el liderazgo de Sheinbaum, atiende las necesidades que aquejan a la población y, en una democracia como esa, el 80% de la aprobación es la mejor evidencia de que las cosas se están haciendo muy bien.