En los días pasados, encontraron la segunda caja negra del avión Modelo Boeing 737-800, de China Eastern Airlines. Esto sin lugar a duda es una buena noticia, porque permitirá escudriñar y completar los datos necesarios que nos indiquen qué fue lo que pasó antes de que la nave cayera en picada -en altitud de crucero- hasta estrellarse con el piso y dejar la cifra triste y lamentable de 132 muertos.
Muchas miradas estarán pendientes de esos resultados, sobre todo porque la Agencia Federal de Aviación de los Estados Unidos de Norteamérica (FAA) acaba de comunicar que es posible que otro modelo de la misma empresa armadora, el Boeing 737 MAX 10, no sea certificado, es decir, que no obtenga el visto bueno para surcar los cielos.
Ian Won es el Gerente Interino de la Oficina de Seguridad de la Aviación de la FAA, encargado de supervisar a la armadora Boeing. En una carta fechada el pasado 21 de marzo, le pidió al fabricante de aviones que proporcionara un “calendario de certificación maduro”, según informó una fuente familiarizada con la carta.
Won también buscó actualizaciones sobre el progreso del equipo 737 MAX 10, así como del 777-9. Y es que ambos diseños de aviones se encuentran en desarrollo. Necesitan certificaciones antes de que puedan entrar en servicio, y lo que la FAA le está preguntando a Boeing es si va a cumplir con el cronograma originalmente planteado. En caso de que la Agencia Federal de Aviación no certifique al 737 MAX 10 antes de fin de año, solo el Congreso norteamericano puede extender el plazo. En una entrevista con la Agencia Reuters, los legisladores del Congreso norteamericano se mostraron preocupados por “el impacto potencial que se tendría en los empleos y la producción, si no se aprueba el avión”.
Estructuralmente, la gran diferencia entre la versión 737 MAX 10 respecto a las versiones anteriores (de fuselaje estrecho o de un solo pasillo) es que es más largo. Boeing dijo el jueves pasado que continúa “trabajando de manera transparente con la FAA para proporcionar la información que necesitan, y que sigue comprometido a cumplir con sus expectativas, incluso con respecto a la certificación de los modelos 777-9 y 737-10″. De ese tamaño fueron las repercusiones de la publicación de The Seattle Times, el primero en informar sobre la existencia de la carta.
La carta de la FAA también solicitó a Boeing una actualización de las fechas previstas para los principales hitos (momentos importantes) necesarios antes de que los aviones puedan obtener la certificación e ingresar al servicio comercial. Won advirtió que los cronogramas de certificación existentes para el 737 MAX 10 y el 777-9 “están desactualizados y ya no reflejan las actividades del programa”, según lo entiende la FAA.
A pregunta expresa sobre este particular, la Boeing dijo que “no tiene actualizaciones para compartir más allá de nuestras estimaciones anteriores. Estamos trabajando para proporcionar documentación oficial de hitos específicos dentro del programa de certificación de acuerdo con la solicitud de la FAA”. Por su parte, la FAA reaccionó mesuradamente diciendo que no comentara sobre los proyectos de certificación en curso.
Por todo esto, lo que suceda en China será de capital importancia para la armadora Boeing; no exagero cuando digo que todo dependerá del resultado de la investigación sobre el accidente. Si el regulador decide poner fin a las operaciones del 737-800 en China, las consecuencias para Boeing podrían ser mucho más desafortunadas que en el caso del 737 MAX.
Y es que Delta Airlines tendría que poner en pausa la adquisición -que ya está en marcha- de 100 equipos Boeing 737 MAX 10, abriendo una oportunidad enorme para su competidor más cercano, la armadora francesa Airbus, cuyo modelo A321Neo (igual para 200 pasajeros) han sido catalogados como “los mejores aviones del mercado” en opinión de Air Lease, empresa dedicada al leasing (arrendamiento puro) de aeronaves.
A pesar de que Boeing ha pedido se amplíe el tiempo de certificación, esto aún no se ha logrado. Ya veremos cómo se va desarrollando esta trama, que se torna complicada dado el siniestro en Asia. Lo que no se va a poder evitar, es que la FAA será muy rigurosa, pues no puede pasar por alto que varios errores de la armadora ya habían conducido a por lo menos dos accidentes fatales; sobre el tercero no se puede emitir una opinión responsable, hasta no tener toda la información al respecto.
A Boeing le llueve sobre mojado, sin embargo, no creo que estemos siendo testigos del fin de un gigante, más bien veo resurgiendo de las cenizas como el Ave Fénix. Suena horrible, pero es real: a Boeing le conviene que escale el conflicto entre Rusia y Ucrania.