Al día de hoy, el parlamento abierto sigue caminando por la dirección correcta. Eso, por así decirlo, le ha ido favoreciendo para nutrir más concepciones que nos acerquen a tener una mayor perspectiva. En definitiva, nuestra opinión siempre ha ido a favor de la iniciativa que planteó el presidente López Obrador desde hace meses. Uno de los aspectos claves que tiene un papel preponderante es suprimir el esquema de privilegios de los magistrados de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, aspecto que, desde luego, se podrá superar para evitar más dispendio e injusticias.

Al analizar detalladamente cada uno de los privilegios, constituye una agravante para la misma sociedad. No solamente son los vestigios que han salido a la luz pública, sino los excesos cometidos en la impartición de la ley. Lo expresó claramente la población civil a través de un estudio que aplicó el partido. Dijo, entre muchos aspectos más, que es inminente un cambio de fondo para tener un auténtico equilibrio entre poderes. Hace algunos días, de hecho, el mismo presidente López Obrador desnudó los gastos excesivos y las excentricidades que, desde cualquier punto de vista, puede entenderse como algo fuera de una realidad que vivimos y que, por tanto, se parece mucho al despilfarro que asfixió durante décadas el horario público en tiempos de la hegemonía del PRI.

La sociedad civil, por supuesto, está en contra de los excesos y los abusos del poder judicial en México. No es posible, por ejemplo, el millonario presupuesto para festejos, vestuarios, viajes y seguros de gastos. Por ese motivo, aplaudo la iniciativa del mandatario federal. Se ha vuelto una afrenta para millones de mexicanos el observar el elevado techo económico con el que cuenta la Corte. Lo más correcto y sensato, desde luego, es eliminar de una vez por todas algo que, de pronto, se hizo muy bien en divulgarse.

Nada puede justificar el presupuesto sumamente excesivo que maneja el poder judicial. Por esa sencilla razón, hemos definido la iniciativa de reforma como una situación inminente. Ya se explicó, de hecho, que la propuesta no tiene nada de mecanismos de control. En efecto, el contenido es muy claro, especialmente en los puntos que hablan de la democratización.

Y en estos tiempos claves para la transición política que vivimos, es de vital relevancia hacer posible un cambio en el paradigma del poder judicial. No se pretende, ya lo dijeron los propios protagonistas, hacer valer la mayoría calificada sin antes debatir y analizar cada punto. Ricardo Monreal, por ejemplo, se ha echado al hombro una tarea determinante para ir explicando a fondo la importancia de modificar el marco constitucional. Qué mejor que someterlos a la participación de quienes están ligados y aquellos que, por supuesto, son conocedores del tema.

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Ése es uno de los fines del proyecto, tal y como se planteó. Para ello, claro está, es importantísimo ir agrupando a las estructuras internas, pues el proyecto, además de votarlo, hay que defenderlo en el pleno de ambas cámaras legislativas. Ahí, desde luego, es de vital importancia las giras que lleva a cabo Ricardo Monreal por varios puntos del territorio nacional con diputados electos. Todos ellos, sin excepción alguna, cerraron filas con el zacatecano que, ya hemos dicho, será el coordinador y líder en San Lázaro.

Siendo así, podemos concluir con un resultado positivo, si partimos de la gran responsabilidad que cargan los legisladores electos de la coalición Seguimos Haciendo Historia. Ellos, sabemos, recibieron el apoyo de las mayorías precisamente para llevar a cabo los cambios necesarios para democratizar al país, máxime en un equilibrio entre los poderes de la nación. En pocas palabras, a favor de reformar al poder judicial.

Notas finales

Hace apenas unos días, sabemos, se aceleró el proceso de transición en varios puntos del territorio nacional que tendrán relevo del ejecutivo. En Chiapas, por ejemplo, Eduardo Ramírez visitó el despacho de Rutilio Escando, gobernador constitucional. Es evidente que, más allá de la buena relación entre ambos, hay una cooperación para entregar la administración de la mejor forma. Eso, además de abrir las condiciones para un buen arranque, coloca a Ramírez en una posición inmejorable para ir construyendo el segundo piso de la Cuarta Transformación. Como se sabe, el “Jaguar Negro”, tiene un andamiaje de propuestas que, por supuesto, vamos a seguir muy de cerca, sobre todo porque abren la puerta al progreso social y al mejoramiento de la calidad de vida de la ciudadanía. Me refiero a la modernidad, obra e infraestructura, pero también salud, educación y paz.