IRREVERENTE

Les platico: Hace como una semana les escribí que le falta a México la “Secretaría de la Magia”.

Hoy les cuento de otro déficit que atravesamos al respecto del gabinetazo: la de la Ira Divina y mañana les escribiré de una más que falta: la de los Milagros.

Por lo pronto, vámonos con la de la Ira Divina. ¡Arre!

Con la novedad de que a raíz de las matazones y los disturbios que ocurrieron el pasado fin de semana en varias partes de México, ahora resulta que según el presidente y el coro de lacayos que le siguen dentro y fuera de su gobierno, todo fue orquestado por los conservadores y opositores al régimen.

Las columnas más leídas de hoy

Para evitarle golpeteos innecesarios a nuestro señor presidente, me permito sugerirle que tenga a bien lanzar una convocatoria para resolverse a mano alzada, a fin de escoger al próximo titular de una nueva secretaría: la de la Ira Divina.

Después de leer o escuchar -ver, ya no- las diatribas contra los adversarios de la 4T, no me queda duda de que el señor presidente y sus corifeos se quedaron dormidos a mitad de la película.

Les sucede lo mismo que a cierto amigo medio despistado y dormilón que se despertó al final de “El Padrino I” creyendo que Michael Corleone se fue a estudiar al Reino Unido -perdón, a Italia- y no huido después de haber hecho lo que hizo.

Al presidente y a sus secuaces les cito con permiso de Jean Paul Sartre, una de sus frases más famosas: “La violencia sea cual fuere la forma en que se manifiesta, es señal de fracaso”.

El odio que destila el presidente en sus declaraciones merece una frase más, en este caso pronunciada hace casi un siglo por el Nobel de Literatura de 1946, Herman Hesse: “Cuando odiamos a alguien, odiamos en su imagen algo que está dentro de nosotros”.

Y justamente esa partícula divina a la que se denomina “odio”, sería parte esencial en el currículo de los aspirantes a ocupar la nueva secretaría de la cual les platico.

Al respecto pero en sentido opuesto a lo anterior, tengo a un colega amigo mío que responde al nombre de Ángel Quintanilla, que siempre termina sus columnas con un chiste.

Y al respecto -pero no a la inversa- les dedico esta otra perla: “La potencia intelectual de un hombre se mide por la dosis de humor que es capaz de utilizar”, de Nietzche.

Y por favor, a los seguidores de la hiperlactante separación de “mexicanas y mexicanos” o de la aberrante por innecesarias “las y los” que puso de moda Fox, les digo que antes de que me acusen de misógino por referirme al “sustituto” -en masculino- les digo que estoy hablando de los dos sexos, que con nombrarlo en masculino, se refieren por igual a hombres y mujeres.

Sigamos:

Escatológicos y flatulantes dislates

Si se apura al presidente a lo mejor todavía hay tiempo para que el titular de la Secretaría de la Ira Divina se apropia de ese escatológico y flatulante dislate de ver moros con tranchete en la salvaje violencia desatada por los narcos el pasado fin de semana.

Con todo respeto, quien no advierta la contradicción de acusar a sus adversarios de semejante salvajada, o de tratar de hacernos creer que todo se debe a un “debilitamiento de los grupos criminales”, es sencillamente un consumado idiota.

Como lo es aquél que cada vez que se va la luz en su casa culpa de ello a los neoliberales que se opusieron a la reforma eléctrica promovida por nuestro señor presidente, o a los señores que venidos en sus carabelas desde España hace 500 años conquistaron a los pobladores de esta parte del nuevo mundo.

En los desvaríos de sus señalamientos hacia gobiernos anteriores, ahora resulta que si pescan a los suyos en medio de corruptelas se voltean para otro lado, pero si cogen a los de otros sexenios, ladran y aúllan.

Y perdón por no citar los nombres de los aludidos, la lista sería interminable, pero de todos modos, ha de ser una desgracia que cuando escribes o dices “es un idiota”, todos sepan a quién te refieres.

Mi BigData hizo un concienzudo análisis al respecto y descubrió que esos a quienes me refiero no necesitan danzar o bailar para que llueva, es innecesario.

Basta con que lleven sus carros a lavar para que el cielo se caiga cual diluvio universal.

Haga eso cualquiera de ustedes, sufridos lectores, y descubrirán que son una máquina… de hacer lluvia.

Entonces, la radiografía es clara, pero deprimente.

Y a los que se quieran tomar la molestia de escribirme o llamarme para mentarme la madre, desde ahorita y desde aquí les digo: el remoto día en que tenga una idea de lo que hablan, les responderé con mucho gusto.

Mientras tanto, háganme el favor de formarse en la fila, porque delante de ustedes hay más de siete, o más, como seis, citando al inefable Peña Nieto cuando su avión presidencial estaba a punto de aterrizar en Villahermosa.

CAJÓN DE SASTRE

“A los que ordenaron la aprehensión de Jesús Murillo Karam como evidente chivo expiatorio en el tema de Ayotzinapa, les dedico desde aquí una sonora mentada de madre, porque al no poder avanzar ni un milímetro en el caso, salen ahora con esa batea de babas”, remata la irreverente de mi Gaby, francamente encabronada desde el fondo de sus dos apellidos de origen libanés: Kalifa Kaún, como libanés también lo es Karam, que -por cierto- se pronuncia con un acento prosódico en la segunda “a”.