El fascismo es un movimiento político y de Estado totalitario, antidemocrático, de una sola persona, conservador y ultranacionalista que se sustenta en la fuerza militar.
¿Quiénes se asemejan más al fascismo?
Durante la primera mitad del Siglo XX el fascismo fue una corriente política que predominó principalmente en Europa, Europa del Este, Sudamérica y en menor grado en México. El fascismo no distingue ideologías de izquierda o de derecha y países como la URSS con Stalin, Alemania de Hitler, Italia de Benito Mussolini, España de Francisco Franco, Argentina de Juan Domingo Perón, Cuba con Fidel Castro o México, con un régimen de partido de Estado sin el caudillo eterno al frente del gobierno, ejercieron esta política.
Aparato de Estado
Entre las características que compartían esas naciones aparte de un “Partido de Estado”, están reivindicar una idea corporativa de la sociedad con base en los principios de patria, orden y tradición y bajo el comando de un líder carismático encargado de un gobierno totalmente centralista. En ninguna de estas naciones había oposición y los pocos opositores eran brutalmente reprimidos. No existían medios de comunicación libres, sino boletines gubernamentales y un medio oficial, como en Cuba, por ejemplo, con el Granma, Órgano Oficial del Comité Central del Partido Comunista de Cuba.
La debacle
Este tipo de régimen comenzó a decaer con Mijaíl Gorbachov al frente de la URSS, quien sorprendió a propios y extraños con la Perestroika y su Glasnost. La primera, fue para liberalizar la economía al poner en marcha un ambicioso plan de políticas aperturistas para potenciar el desarrollo económico y su democratización. La segunda, la Glasnost (‘apertura’ o ‘transparencia’), dedicada a reformas políticas.
La “reestructuración” pasó de significar una vuelta a los antiguos valores socialistas a referirse al cambio de modelo hacia una economía de mercado. La reforma era prometedora y necesaria para actualizar las políticas de la URSS y permitió mediante la abolición del artículo 6º de la Constitución, que países como Hungría, Alemania Oriental, Bulgaria, Checoslovaquia y Rumanía cambiaran de régimen, permitiendo entre otras cosas, la caída del Muro de Berlín y que el bloque de dominio de la URSS desapareciera, regresando la autonomía a diversas repúblicas y regresar a Rusia.
La lucha en estas naciones fue en contra del “Partido de Estado”, que englobó lo mismo a partidos comunistas, como utraderechistas que ocupaban el control en diversas naciones, en México el concepto aplicó al PRI. Fue curioso que, al inicio de la década de los noventa, la lucha y demanda de la izquierda en el mundo era liquidar al “partido de Estado”, y en México ocurrió lo mismo.
Uno de los mecanismos de lucha contra los estados totalitarios y los partidos de Estado fue el surgimiento de las Organizaciones No Gubernamentales, (ONG), encargadas de la defensa de muchos aspectos de la sociedad que el gobierno central o no atendía o reprimía, de ahí su importancia, no solo como defensa ciudadana, sino como un contrapeso a los gobiernos centralistas y totalitarios, factor que permitió la apertura y un mejor nivel de democracia.
La verdadera izquierda
Durante el gobierno de Salinas, cuando aún existía una lucha real de la izquierda mexicana, que militaba entonces en el PRD, se lanzó una gran iniciativa, el Acuerdo Nacional para la Democracia, cuyo objetivo era unir a todas las fuerzas de oposición para aislar y derrotar al Partido de Estado. Este modelo se convirtió en el paradigma de la transición democrática.
De forma lamentable, el régimen que quiere imponer AMLO es regresar al fascismo sustentado en el Partido de Estado y el militarismo.
AMLO, igual que los fachos, justifica el militarismo como un instrumento que garantiza a la seguridad. De ahí su iniciativa y todo el poder que le otorga al Ejército y su desprecio hacia las ONG´s que han servido de contrapeso frente a gobiernos autoritarios y vicios totalitarios.
La idea absurda de regresar al Partido de Estado con Morena, pasando por la destrucción de toda la oposición, destruir a la prensa libre, y acabar con la academia y la intelectualidad, todo basado en un exacerbado nacionalismo, chovinismo, y enaltecimiento de las razas como lo hacía Hitler.
Y con todo esto, ¿A mí me llamas “facho”? ¿Tú que apoyas a milicos, partidos de Estado, controles centrales, sin transparencia, dedazos, superioridad moral, grupos delincuentes afines, procurador a modo, mentiras y represión?
¡El facho eres tú!
Twitter: @diaz_manuel