Varios portales y medios tradicionales hacen caso omiso de los valores más elementales del periodismo, cómo demostró el último audio exhibido por Layda Sansores.
En ese singular ejercicio comunicativo de la gobernadora de Campeche, Layda Sansores, denominado “El Martes del Jaguar”, el siguiente personaje exhibido es la conductora Adela Micha, por una serie de mensajes de WhatsApp en donde rogaría al todavía presidente del PRI, Alito Moreno, por financiamiento para su portal Saga.
Curioso que estos personajes que en algún momento fueron -quizás siguen siendo, a estas alturas- defensores del “libre mercado” y la “libre competencia”, no acepten que probablemente sus rostros ya estén muy “quemados” en pleno 2022 y que sus “planes de negocio” no son sustentables sin anunciantes y sin la carretada de dineros oficiales que se repartieron durante las administraciones espurias de Felipe Calderón y Enrique Peña Nieto.
Ver a la conductora rogando por dinero a Alito es la triste realidad, en mayor o menor medida de muchos medios parasitarios de comunicación en México: pasquineros, sacaplanas, tinterillos y chayoteros presionando, rogando o extorsionando -saludos, Joaquín López Dóriga- a políticos y empresarios por unos cuantos centavos o millones.
¿Y del oficio periodístico? ¿Y del bien social que representa el darle voz a los que no la tienen y exponer a los poderosos al escrutinio público?
De eso no hay nada. Todo son, simplemente, negocios, propaganda barata. Quizás yo nunca tenga una vida estable, ni un retiro digno en mi vida, pero al menos nunca tuve que rogarle a un personaje tan repulsivo cómo Alejandro Moreno. Adela sí.