«Apareció el modelo de partido de los “padroneros” con el código genético “Yunes” que de nada le sirve a México, de ese modelo simulador, tramposo, corrupto y ruin solo medran unos cuantos pero daña al país, al PAN, a su militancia y, especialmente, a todos los electores que buscan en nosotros una alternativa democrática, frente a la regresión autoritaria que está imponiendo el partido oficial”.»
Adriana Dávila
Se podrá o no estar de acuerdo con sus principios, ideales y lucha, pero es innegable que Acción Nacional es un partido que desde su nacimiento en 1939 con Manuel Gómez Morín, en oposición al PNR/PRI, ha tenido una importante participación en la vida política y democrática en México. Hasta hace algunos años, que se ha ido apagando y entregando paulatinamente a Morena, el partido en el poder.
El pasado domingo, la entrega se consumó y el morenismo debe estar de plácemes porque Jorge Romero, a como dio lugar, triunfó frente a Adriana Dávila, una mujer impecable, luchadora incansable y de principios firmes.
En bandeja de plata
Con Jorge Romero al frente del PAN, el sistema de partidos prácticamente será una mera simulación al mando de un partido único. Es difícil concebir todo lo que está pasando, sin embargo, ya vale decir que se acabó la oposición, ya no hay lucha, ideología ni principios y los ciudadanos que no comulgamos con el partido del actual régimen nos quedamos sin opciones.
El PAN seguirá igual que en las pasadas dirigencias recientes, haciendo lo que dicten desde Palacio Nacional y dejando sin representación a millones y millones de mexicanos.
Inequidad
Nuevamente, igual que le sucedió hace tres años con Marko Cortés, toda una maquinaria de apoyos se volcó en favor de Jorge Romero, sin embargo Adriana Dávila no decayó frente a los embates, ya sabía lo que es enfrentar todo el poder económico y político que le otorgó Morena, AMLO y las instancias de gobierno como la Secretaria de Gobernación a Marko, para arrebatarle el partido a la mala y la historia se repite.
A pesar de ello, con entereza y valentía la tlaxcalteca continuó, fiel a sus principios, dando la lucha y defendiendo la agenda del PAN, como ninguno de sus dirigentes lo ha hecho, cuestionando y combatiendo barbaridades como las reformas propuestas por AMLO, especialmente la del poder judicial, algo que Marko y su tribu del Cartel Inmobiliario no hicieron.
Aun sabiendo que la contienda sería inequitativa y llena de trampas, Adriana se mantuvo firme y fiel a sus convicciones democráticas, y supo aceptar que el voto de la militancia que la apoyó no fue suficiente reconociendo su derrota frente a los números oficiales y las actas que favorecieron a su contrincante, aunque aseguró no estar convencida de la legitimidad del proceso.
Trampas
Adriana hizo un llamado a la nueva dirigencia: “el modelo de PAN que ustedes han construido desde la última década no funciona. No sé si tengan la voluntad y el compromiso ético para hacer del PAN una institución que merezca ser heredera del legado demócrata y liberal de Gómez Morín”.
Firme y digna, en su discurso dijo palabras que deberían ser escuchadas, no sólo por panistas, sino por todo México: “No deseo la división ni la muerte de Acción Nacional, pero la sumisión ante la mentira es cobardía; el silencio ante la injusticia es complicidad; abdicar en la búsqueda de la verdad hace esclavas a las personas; y Acción Nacional nació exigiendo democracia para la justicia en la libertad.”
Con la rodilla al suelo
El primer acto de sumisión de Jorge Romero fue hincarse ante Claudia Sheinbaum quien sabe que lo tiene comiendo de la mano, y en su conferencia de prensa aseguró que “conoce bien” a Jorge Romero desde que ella fue jefa de gobierno, en referencia del esquema de corrupción en la alcaldía Benito Juárez del que forma parte.
La mandataria incluso ironizó con que en realidad el partido no tuvo una verdadera modificación: “Así que digan que el PAN tuvo un gran cambio en su dirigencia, pues no verdad”.
Sheinbaum también dio lectura a un fragmento del libro “Decisiones Difíciles”, del expresidente Felipe Calderón, donde reveló que cuando Jorge Romero fue delegado de Benito Juárez se le relacionó con negocios turbios a favor del PAN.
Y claro, Jorge Romero trató de defenderse, personalizando el debate, porque el PAN le vale, madres literalmente, y en respuesta mencionó que la mandataria no le dio “ni un segundo el beneficio de la duda” y lo atacó en la primera oportunidad con un señalamiento falso, sin tomar en cuenta que “no hay una sola imputación a mi persona”.
¿Patiños?
Por lo visto, ahora el PAN en lugar de defender las instituciones democráticas y responder a su militancia, será el patiño de Claudia Sheinbaum, el debate se personalizará y la relación se polarizará, hacia temas convenientes y hacia las iniciativas o acciones de gobierno autoritarias y contra derecho como las que ya estamos viendo.
Con Jorge Romero el PAN será aún peor que con Marko, jugarán al pleito “personal” y ruidoso para evitar, la discusión de las cosas verdaderamente importantes y trascendentales de la agenda pública.
Adiós a la oposición, ya no existe un solo partido opositor, y la dupla Jorge-Marko fue quien llevo a su final al último., lambiscones humillados por migajas.
X: @diaz_manuel