Durante la pandemia aprendí que la compañía de un adolescente puede llevarte por rumbos insospechados…

Primeramente, debo agradecer que pertenezco al grupo de afortunados, los cuales podemos seguir el mismo ritmo de trabajo que teníamos antes de este giro que le toca dar a la humanidad, llamado pandemia.

Sí, soy afortunada al poder trabajar desde casa y aunque, como muchos de ustedes tuve que recortar y adecuar los gastos para sobrellevar esta hecatombe... Por otro lado y buscando el lado amable de la experiencia, la gran inversión fue el tiempo con mi hijo, compartiendo aficiones, pasatiempos, deseos, y de paso hacer una retrospectiva del tiempo y como no, hasta una proyección a futuro...

He de decir que con la pandemia y la expansión de plataformas de entretenimiento, se presentó también  la oportunidad de ver programas icónicos, aquellos que según los conocedores fueron marcando generaciones. El revivirlos, nos ayudó a escudriñar palmo a palmo desde otra perspectiva, la edad y el conocimiento adquirido le dio otro matiz, por ende vemos a las generaciones pasadas desde un enfoque diferente...

Los clichés impuestos desde las producciones hollywodenses, recordemos a Friends, Sex and the city, Two and a Alf men; Breaking Bad... ¡Vaya hasta Betty la fea! Degustamos las obras clásicas, documentales de todas partes del mundo y películas de culto, pasando por el anime y mucho más.

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Analizar cada personaje en cada trama y al mismo tiempo  predecir su comportamiento de acuerdo a sus actos fue un ejercicio útil y revelador... un cerebro joven es una esponja voraz, pero también un severísimo y crudo crítico.

Creo que los productores de los programas de antaño pensaron algo similar y tuvieron las grandiosas ideas de hacer los “remakes” o las continuaciones, he de decir que los resultados no  son lo esperado y las cifras  en comentarios negativos inundando las redes sociales, fueron épicas.

He de confesar que, dolosamente, le pasé mi adicción por las series coreanas, alemanas, danesas y más... un gusto culposo que arrastro desde mucho antes de la aparición de Netflix, y es que algo tienen esas legendarias culturas, desde las oscuras historias que te arrastran y remueven, —siempre lo achaqué al vasto conocimiento literario de los escritores y directores—  hasta las historias coreanas mojigatas y rosas llenas de hilarante cursilería... Ya saben, en Corea no se permiten tocamientos, besos y menos escenas de sexo, incluso  en la cultura pop… (Ya de eso hablaremos otro día) caso contrario con las alemanas o danesas tan explícitas y hasta cierto grado educativas.

El coreano Juego del Calamar llenó sus expectativas; en este escalón, cuando aparece  la tan mencionada y laureada serie, ya con un amplio conocimiento del punto de vista coreano,  después de ver, “ene mil” películas “extrañas” del tipo Parásitos. Series psicológicas como las educadoras sobre asperger “Está bien no estar bien “y “Escalera al cielo...” Las llenas de fantasía  Swett home... y las infaltables llenas de romance e intriga al interior de los majestuosos palacios ejemplificadas en la época  de los emperadores, donde los coreanos son extremadamente minuciosos y defensores de las formas e historia.

¿En qué momento el espíritu libre del niño joven cede a la domesticación que los medios y el entorno buscan  hacer presa de él? Investigaciones recientes demuestran que cuando los datos son limitados nuestro cerebro queda con la necesidad de saciar la interrogante, esto te llevará a hurgar en todos los lugares disponibles a tu alcance, de ahí la necesidad de acompañamiento a nuestros hijos, sin  necesariamente invadir sus espacios personales.

La teoría de la validación no es una panacea,  es una actividad dura psicológicamente hablando, ¿hasta donde los recuerdos adquiridos a lo largo de la infancia y la dura adolescencia forjan o  fracturan nuestro carácter? Hasta donde la compañía de unos casi cuarentones disfrazados de veinteañeros como, Friends, solidifico  el comportamiento de los nacidos en los ochenta  y noventa? ¿Será por eso que vemos cuarentones con comportamientos adolescentes?

¿El tiempo a solas o en compañía ahora que tenemos, tiempo suficiente para sopesar nuestras realidades no ha dado respuestas concretas a la multitud de preguntas que fuimos guardando en el desván de los recuerdos insatisfechos o dolorosos?

¿La aparente amable acogida que recibes al entrar en diferentes y nuevos grupos sociales, la gran mayoría virtuales, hasta donde  aminoran el sentimiento de soledad y vacío que estos últimos meses de nuestra vida hemos tenido que soportar?

Hay veces que los relatos de algunos extraños conocidos terminan pareciendo cuentos de ciencia ficción, se toman Facebook como consultorio psicológico. ¿En qué momento el ser humano es rebasado en su realidad y sin darse cuenta comienza la mezcolanza de fantasías y deseos traspolados al tablero de una computadora con la finalidad de parecer menos feo, menos pobre, menos solo, menos mediocre y así terminar siendo aceptado por esa parte de la sociedad que nos cerró las puertas en la cara cuando aún existía el intercambio de palabras cara a cara?

A contraposición con las anécdotas redactadas al comienzo de esta columna, hay pruebas que demuestran como muchos humanos buscamos la validación  y aceptación en las nuevas formas de comunicación…

Aunque esta nueva comunicación nos lleva a un universo virtual donde  también sufrimos el acoso de los otros. Un claro ejemplo hace poco reflejado en algunos medios, cuando una chica se queja de ser acosada en su forma virtual por otro compañero e  lo que ahora se da por llamar el metaverso… “A menos de un mes de su lanzamiento, Meta enfrenta su primera gran polémica: una usuaria compartió su experiencia sobre cómo fue acosada por un extraño en uno de los mundos virtuales de Horizon Worlds.” Diciembre 2021; Tecnología, revista, Muy interesante.

¿Estamos preparados realmente para la nueva realidad  que nos han ido diseñando en alguna parte del mundo? ¿Nuestros jóvenes y adolescentes están guardando o adquiriendo las herramientas necesarias para su crecimiento personal? ¿Dónde ha quedado nuestra responsabilidad como adultos ante la vorágine de información diaria vaciada y quizá recopilada en casa?...