Hace casi dos semanas que la aerolínea bandera del país lanzó una campaña que es “la mar” de interesante, y les quiero contar a profundidad de qué se trata, desde el punto de vista de una “publívora de corazón”, como lo soy.
La cita fue en un lugar mágico y con muchísima historia: la Arena México, también conocida como “La catedral de la lucha libre”. Este inmueble que tiene más de 100 años entre pecho y espalda (por decirlo de algina manera), pues su construcción se hizo entre los años 1910 y 1920 del siglo pasado y que desde entonces ha dado parte a nuestra identidad como mexicanos.
Sus espectáculos son un gran atractivo de nuestro país, que mezcla deporte, acrobacias, adrenalina y muchos, pero muchos gritos de por medio. Y en esta ocasión, aprovechando el marco del 90 aniversario de Aeroméxico, han creado una campaña que va más allá de anunciar destinos, y se asoma a la diversidad cultural que tenemos como nación.
La campaña se llama “Aeromexicanos, fanáticos del arte de volar” y el lanzamiento no podía hacerse en otro lugar que no fuera la Arena México, en la mítica Colonia Doctores. Quien quiera presumir su mexicanidad, debe ir por lo menos una vez en su vida a ver las luchas.
Los luchadores, al igual que las aeronaves levantan el vuelo; aunque sea solo por unos breves segundos, los atletas cautivan al público que los va a ver cuando realizan sus acrobacias en el ring, al momento de subirse a las cuerdas y caer sobre el rival, mientras se escuchan gritos de apoyo y abucheos, dependiendo de para dónde se inclinen los espectadores, si al lado de los rudos, o de los técnicos.
La cultura de las luchas no se ha quedado solamente en ese recinto, y ha trascendido a otras esferas de la cultura. Luchadores como El Santo o Blue Demon forman parte de nuestra cinematografía; las películas de acción que filmaron en las décadas de los años 50, 60 y 70 se han vuelto “de culto”, e incluso son extremadamente apreciadas en el extranjero.
Dato curioso: la llegada de este deporte/espectáculo se dio gracias a la intervención francesa; estamos hablando de la época de la Guerra de los Pasteles, con un Napoléon III queriendo cobrarse la deuda que tenía México con la nación gala. Debido a este conflicto bélico en 1863, hizo su aparición en nuestro territorio la lucha grecorromana.
Posteriormente este tipo de lucha fue modificada por alguien que es considerado el primer luchador mexicano. En realidad era empresario, con antepasados afincados en Italia, y quien es el padre de la lucha mexicana moderna: Enrique Ugartechea, conocido popularmente como “El hombre más fuerte de México”.
Él actuó en el ya mítico Circo Orrín, quienes son los responsables de lotificar la hacienda de la “Romita”, que hoy conocemos como la colonia Roma.
A partir de entonces, cada década ha tenido a sus héroes del ring, como el Huracán Ramírez, Octagón, Tinieblas o el Rey Misterio Jr.; también personajes que han llegado al séptimo arte nacional, con películas icónicas como “Santo contra las momias de Guanajuato”, una verdadera joya, en la que el enmascarado de plata comparte créditos con Blue Demon, y en la que el papel de la momia “Satán” lo realiza el fisicoculturista Manuel Leal Peña, que medía 1.91 metros de altura; deben saber Ustedes que dado el éxito de la película, dos años más tarde ese personaje se convirtió en el luchador “Tinieblas”.
El fenómeno de la lucha libre también ha llegado al cine del vecino país del norte, no se ha resistido al encanto de este espectáculo. ¿Quién no ha visto “Nacho Libre”? la película dirigida por Jared Hess y protagonizada por Jack Black, Héctor Jiménez y Ana de la Reguera, celuloide que narra la trama de un cura que utiliza la lucha libre para ayudar al orfanato donde trabaja como cocinero. Una película hilarante que aman mis hijas, y que acerca a otro tipo de público y genera la curiosidad de ver las luchas en vivo y a todo color.
Ese caldo de cultivo tan nutrido es al que rinde homenaje la campaña Aeromexicanos. Precisamente que a los pasajeros que viajan por Aeroméxico, les entre el “gusanito” de ver este espectáculo, sobre todo en el mercado internacional, para que se animen a conocer una parte más de nuestra vasta cultura; como bien lo comunica la aerolínea se busca “elevar el viaje a una experiencia extraordinaria, cuidando de ti y de nuestro mundo”.
La creación de esta campaña va de la mano por supuesto de la aerolínea del Caballero Águila con Ogivily de México y el Fondo Mixto de Promoción Turística de la Ciudad de México, para que los pasajeros que vienen a conocer nuestro país, aprovecen y conozcan la Arena México, y así disfruten de la experiencia de la lucha libre.
Si ustedes ya son “fanses” de la lucha libre, reconocerán en esta campaña la colaboración de los luchadores Redimido, Tigre Blanco, Bandido y Barack. Ahora sí, hablemos del video que tiene una duración de dos minutos con treinta y cuatro segundos.
Empieza con cuatro niños de espalda jugando a volar, ya sea con los brazos y corriendo a modo de ser ellos el avión, en el auto cuando el viento pega en el rostro, o con un avión de juguete -obvio de Aeroméxico-, e incluso soltando las manos del manubrio de la bicicleta con los brazos extendidos, mientras una voz en off nos dice que nunca pensó que volar sería “un arte”.
Para irnos posteriormente a negros y que aparezca el nombre de la campaña “Aeromexicanos, el arte de volar”, y nos muestran a un luchador de espaldas, primero saliendo de la ducha, y la voz en off sigue hablando diciendo “soy un tipo común”, se ve después en su recámara preparándose para salir, y no a cualquier lugar, podemos ver perfectamente que es la plaza de Santo Domingo a donde encamina sus pasos.
Luego lo vemos subido a un camión, dando la sensación de que disfruta del viento golpeando su rostro; mientras viaja por las calles del centro histórico, lo vemos bailando dentro del kiosko morisco de la Santa María la Ribera, luego compra comida a espaldas del MUNAL, y luego vemos otra calle del centro histórico donde compra unos tacos.
La toma cambia de perspectiva y apunta la cámara al cielo y vemos como un equipo de Aeroméxico surca el cielo de la ciudad; podemos verle “la panza” al avión, y después llegamos a un mercado popular, donde nuestro personaje huele y después prueba la fruta; la voz en off continúa su relato, donde expresa que es “un tipo común”, mientras la música se va acelerando, creando expectación en quien mira el contenido audiovisual.
Lo vemos ahora en un gimnasio haciendo ejercicio, pero un gimnasio de los viejos del centro, que quede claro. La siguiente toma es un altar con veladoras y varias fotografías de un luchador, incluso se ve a un costado la máscara, justo al lado de un trofeo.
Se ve al protagonista de este video como está frente a este altar mientras “afloja los músculos”, mientras la cámara se va alejando de él y la música sigue “in crescendo”, y vemos cómo se pone la máscara, afirmando que cuando se la coloca deja de ser ese “hombre común”, para transformarse en un luchador dentro del ring.
La cámara hace un paneo girando alrededor de él, dando una sensación de movimiento y se escuchan a lo lejos los gritos de la gente, y salta desde la tercera cuerda, volando como lo hace un avión; la voz en off dice “soy un tipo que le gusta viajar con el viento, aunque sea por un segundo”.
Y es aquí cuando aparecen los otros luchadores, haciendo acrobacias en el aire y es el momento en que la música llega a su clímax, y verlos nos emociona hasta la médula, porque la comparación que hacen entre el vuelo de una aeronave y un luchador es más que poética, y logra su objetivo: terminas enganchadísimo con ganas de ver más.
La voz en off termina diciendo “porque aquí en el aire, soy eterno” y se ve la sombra del luchador volando, pero en lugar de verse él, vemos la silueta de un avión, mientras concluye el video con las letras de Aeroméxico, y cierra con “Aeromexicanos, el arte de volar”.
Y yo ya estoy corriendo a la taquilla de la Arena México para ver en vivo el espectáculo tan maravilloso que es la lucha libre.
Este fue el comercial que lanzaron el viernes 28 de marzo dentro la Catedral de la Lucha Libre; fui acompañada de mi hija de 16 años, quien quedó fascinada con el espectáculo de las luchas y le llamó mucho la atención la gran cantidad de extranjeros que asisten a este gran espectáculo que forma parte de nuestro folclor, y que la gente compra las máscaras de su luchador favorito. Hay mucha gente que tiene colecciones memorables de máscaras.
Mi hija tuvo la gran experiencia y oportunidad de fotografiarse con Arkalis, y el ambiente es de verdad inigualable, porque es muy catártico gritarles a los luchadores, ver que a quién apoyas, si a los rudos o los técnicos, y también ahora la inclusión de las mujeres lo hace muy atractivo para las nuevas generaciones, pues seguimos conquistando espacios que antes eran exclusivos para los varones.
Sí tienen la oportunidad de ver el video, les dejo la liga https://www.youtube.com/watch?v=d2kawwEPzL4; es una maravilla de la publicidad que te atrapa y te emociona.
Gracias Aeroméxico por esta campaña, en la que resaltas una parte muy importante de nuestra identidad como mexicanos, con la intención de darla a conocer a todo mundo. Estoy segura de que se logrará, porque todos llevamos un luchador dentro, al que le gusta volar… aunque sea solo por un segundo.