En la Conferencia mañanera del día lunes 22 de agosto, el titular de la Procuraduría Federal del Consumidor (PROFECO), Ricardo Sheffield, habló del tema de las demoras en el Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México (AICM), y sobre las quejas que tramita en la dependencia a su cargo, siendo el número más alto las que se refieren a la aerolínea del Caballero Águila, Aeroméxico.
Durante su exposición, Ricardo Shieffield aseguró que:
“…a la aerolínea le encanta echarle la culpa al aeropuerto, y de paso al Gobierno Federal, pero la realidad -y lo podemos ver en los vuelos de la mañana- ha sido muy común en Aeroméxico que llegue incompleto el equipo que opera la aeronave, entonces cuando falta una sobrecargo o un sobrecargo en la mañana, se tienen que esperar a que alguien lo supla y esto ha provocado una gran cantidad de retrasos”.
Ricardo Shieffield
Antes que nada, quiero aclararle a la gente que no labora dentro de la industria aeronáutica, el funcionamiento del sistema de “reservas”, al que el titular de PROFECO hace mención, y es que aunque es un procedimiento “normal”, no necesariamente es “fácil” de comprender.
Aeroméxico tiene cubiertas todas las horas de operación de la línea aérea con sobrecargos que se encuentran en las instalaciones de la empresa en la T2 en “reserva”, esto es, están disponibles un grupo de sobrecargos varias horas a la espera de que los activen en caso de ser necesario.
Partamos desde el principio, para tener claridad sobre “las demoras” en particular. No debemos pasar por alto que Aeroméxico pasó por una severa reestructura económica y administrativa.
De acuerdo con la información que la propia aerolínea proporcionó en su momento, la pandemia de Sars-Cov2, generó tal crisis que tuvieron que realizar recortes importantes en su personal, pero más delicado aún, recortes a los salarios, prestaciones, y otras modificaciones a las condiciones laborales de sus trabajadores.
Estos son puntos de capital importancia, y no debemos minimizarlos. Y es que a pesar de que se han recontratado a muchos trabajadores -que en su momento fueron recortados-, hay muchos otros factores que intervienen.
Sí, la reingeniería de Aeroméxico incluyó recortar derechos laborales, aumento de jornadas a sus trabajadores, en todas sus áreas. Hubo ahorros en el corto plazo, desde luego, pero al final, los ahorros que se pudieron generar, a la larga tienen un costo elevado, y hoy eso es más que evidente.
En la conferencia de prensa “mañanera” del lunes pasado, Ricardo Shieffield habló directamente de las y los sobrecargos de Aeroméxico, y creo importante y necesario hacer diferentes y puntuales aclaraciones, pero antes les comparto qué fue exactamente lo dicho por este funcionario del Gobierno Federal:
“Yo me imagino, no tengo la prueba de ello, pero digamos es el rumor en los pasillos del aeropuerto que les gusta mucho reportarse enfermos, que a lo mejor tienen Covid, y que se van a ir a hacer la prueba.
Pero con una sola persona que falte no sale el vuelo, tienen que buscar a quien supla a la sobrecargo o al sobrecargo, que es donde más se presenta este fenómeno y sobre todo se ha estado presentando en Aeroméxico y reitero sobre todo en la Ciudad de México, en el Aeropuerto Benito Juárez”.
Ricardo Shieffield
Estimados lectores, ustedes deben tener muy claro que los recortes en el personal y en los derechos labores de los sobrecargos de Aeroméxico no surgieron “como por arte de magia”; la existencia de estos llamados “convenios de ahorro” tuvieron la venia de los sindicatos, y tratándose del personal de cabina de pasajeros, existe contratación colectiva con dos sindicatos;
- La Asociación Sindical de Sobrecargos de Aviación (ASSA), y con el,
- Sindicato de Trabajadores de la Industria Aeronáutica, Comunicaciones, Similares y Conexos de la República Mexicana (STIA).
Ambos sindicatos se caracterizan por ser blancos y de protección patronal; por lo menos en ASSA los representantes sindicales sí son sobrecargos, pero en STIA más que sindicato es un negocio familiar, y los líderes no son sobrecargos, y desconocen por completo el tema aeronáutico.
Las demoras a las que se refirieron en “la mañanera” están íntimamente relacionadas con los recortes a los derechos laborales y las extensiones de las jornadas. Y efectivamente en Aeroméxico se han agudizado los problemas de salud en su base de sobrecargos.
No, Señor Ricardo Shieffield, no es que les “encante” incapacitarse para no ir a trabajar, lo que sucede es que después de jornadas infames de hasta de 20 horas en un vuelo ida y vuelta a Nueva York, con la “jornada vencida”, ASSA decidió hacerse de la vista gorda ante la violación no solo del propio contrato colectivo, sino también la Ley Federal del Trabajo que pone un límite en las horas de vuelo de un tripulante.
Entiendo que al pasajero común y corriente, poco o nada le importa qué hace la tripulación que lo lleva a su destino. Difícilmente imaginarán que hoy por hoy, prácticamente todos esperarán en el avión a que suban nuevos pasajeros, y regresen a su lugar original de partida.
Con vuelos ida y vuelta a todos lados, la aerolínea puede ahorrarse el hotel de la tripulación. En caso de vuelos transoceánicos, el descanso es de 24 horas, lo cual es una crueldad. Pero como los representantes sindicales no vuelan, aceptan cualquier condición.
Y para ejemplo el siguiente botón:
Cristian Pineda, un protegido del Secretario General de ASSA les dice a sus compañeros que no se quejen, que “les pega menos el jet lag por ser menos horas de receso”, tirando a la basura todos los estudios, serios y de carácter internacional que existen sobre la fatiga que se genera por el poco descanso en las tripulaciones aeronáuticas.
El último estudio serio que hizo ASSA en conjunto con el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) tiene más de 30 años, y el mismo arrojó que el desgaste de un sobrecargo volando durante un año, era equivalente a trabajar 7 años en tierra.
Y las jornadas de entonces no se parecen en lo absoluto a las que ahora tienen las tripulaciones: vuelos de largo alcance ida y vuelta, recesos mínimos de 10 horas fuera de base, con salarios recortados, con menos viáticos y padeciendo terrorismo por parte de los sindicatos.
Trato de resumir el peligroso coctel que tenemos enfrente: la edad promedio de la base de sobrecargos de Aeroméxico ronda los 40 años, a la que hay que sumarle una planta antigua (así se denominan ellos) que van desde los 45 a los 60 años, los “ex mexicanas” (sobrecargos que trabajaban en Mexicana de Aviación, y entraron después de 2014 a Aeroméxico) con edades entre los 45 y 60 años.
La realidad puede ser macabra, pero no deja de ser la realidad: hay una constante en los recientes fallecimientos de compañeros, y la mayoría de lo casos se está presentando entre los compañeros de esta edad.
Los motivos de los decesos no son investigados, suceden y ya. Pero si empezamos a escarbar, nos daremos cuenta de que muchos de ellos fueron por infartos debido al terrible estrés al que están sometidos.
No, Señor Ricardo Shieffield, el cuerpo humano es una máquina maravillosa pero no es infalible, y los sobrecargos, como cualquier otro ser humano, se enferma y tiene derecho a no trabajar por ese motivo.
Las reglas de aviación son más exigentes, y el personal aeronáutico puede perder la licencia por volar con gripe, si en pleno vuelo se le revienta el oído. Por esa razón pueden quedarse sin su fuente de empleo.
A diferencia de los terrícolas, un sobrecargo o piloto no puede volar, por ningún motivo, con alguna enfermedad de las vías altas respiratorias, pero tampoco lo puede hacer con problemas dentales, pues la presurización afecta si tienes algún problema en los dientes, dejándote incapacitado; no solo va su salud de por medio, sino que corren el riesgo de que les cancelen la licencia y con ello dejen de ser sobrecargos o pilotos para toda la vida.
Es un tema en el que bien vale la pena profundizar más, y no trivializar en la tribuna más importante del país. No me toca a mí juzgar si Aeroméxico “suele echarle la culpa” de sus demoras al AICM, tampoco si “le encanta” hacerlo, pero por supuesto que brinco si a los trabajadores, en este caso los sobrecargos, les procuran ese trato.
Ya de por sí sufren la indolencia de sus sindicatos para pelear por mejores condiciones laborales. Esa serían verdaderas ganas de paliar las demoras.
Porque si tus trabajadores están bien descansados y pagados, podrán procurarse una mejor alimentación que los mantenga sanos y con un mejor sistema inmunológico, reduciendo las posibilidades de enfermar y en consecuencia, faltarían menos a sus vuelos.
¿No creen?