El día de ayer amanecimos con dos decretos publicados en el Diario Oficial de la Federación. El primero relativo a la expedición del “Reglamento de Medicina de Aviación Civil”, y el segundo por las reformas, adiciones y derogaciones en el “Reglamento para la Expedición de Permisos, Licencias y Certificados de Capacidad del Personal Técnico Aeronáutico”.
Esto es en respuesta a las observaciones hechas por la Agencia Federal de Aviación (FAA por sus siglas en inglés) a las autoridades correspondientes, en la más reciente auditoría. En otras palabras, para que nuestra Agencia Federal de Aviación Civil (AFAC), de cumplimiento pleno al Convenio de Chicago y al Anexo 1 de la Organización de Aviación Civil Internacional (OACI).
Todos estamos a la expectativa sobre el regreso de nuestra aviación a la Categoría 1. A mucha gente le resulta inverosímil que en el vecino país del norte padezcan de algo llamado “burocracia” pero es una realidad. En este mismo espacio lo afirmé: si las autoridades correspondientes le daban “paso veloz” a la evaluación final, que culmina elaborando un libro, en 45 días se recuperaba.
Es evidente que esto no ha pasado, ya que no lo están haciendo con la celeridad que uno quisiera; por eso las aerolíneas nacionales ven posible que se pueda obtener el regreso a la Categoría 1 ya enfilados a terminar este año. Incluso el propio CEO de Volaris, Enrique Beltranena, aseveró que tal vez lo logremos para el último trimestre del año.
Tampoco debemos descartar que a Estados Unidos no le “urge” que recuperemos la Categoría 1, al contrario; ellos han aprovechado de manera espectacular las restricciones que tienen nuestras aerolíneas nacionales, porque mientras el mercado desde y hacia los Estados Unidos se ha estancado, la aviación norteamericana ha crecido de manera exponencial; las aerolíneas nacionales solo manejan el 25% de dicho mercado, mientras que las aerolíneas del Tío Sam se han quedado con las dos terceras partes del pasaje.
Desde el punto de vista empresarial, la degradación a Categoría 2 de nuestra aviación ha sido de gran “ayuda” para las aerolíneas norteamericanas principalmente, pero otras extranjeras también se han beneficiado. Los anuncios de nuevas compañías de aviación llegando a nuestro país no han parado, tal es el caso de Flair Airlines, línea canadiense que planea llegar a Cancún, o Alaska Airlines que ha anunciado más vuelos a sitios estratégicos como Los Cabos, Cancún y Puerto Vallarta.
¿Y qué podemos decir del monstruo que es American Airlines?, la semana pasada anunció la ampliación de su oferta de vuelos para la próxima temporada alta (invierno).
Debemos de tener claro que a la FAA no le corre prisa, además de que está a la expectativa si en el Congreso de la Unión de nuestro país van a “echar pa´ trás” las reformas legales hechas en materia de la Ley de Aviación y la de aeropuertos, porque tristemente la politiquería es más importante que la recuperación económica del país en materia aeronáutica.
Podemos decir que si bien es cierto las cosas no avanzan al ritmo que uno quisiera, una verdad contundente es que sí se está trabajando en ello. Puedo afirmar que en años anteriores no se hacía nada al respecto. Comencemos por el tema de Medicina de Aviación.
Hace pocas columnas les hablé de que en el sexenio de Salinas o Zedillo (no lo tengo claro, porque en aquellos ayeres era una adolescente), tuvieron la brillante idea de quitar, como tal, a Medicina de Aviación y transformarla en Medicina del Transporte. Y creo que ese fue “el principio del fin”, pues se perdió la exclusividad y lo mismo examinaban sobrecargos, que traileros, mecánicos de aviones, ferrocarrileros, en fin, todo tipo de personal, en aras de un mejor control sobre estos trabajadores que requieren una licencia para trabajar en el ramo del transporte, aéreo, terrestre, marítimo; por eso lo llamaron Medicina del Transporte, y quien la gestionaba era la propia Secretaría de Comunicaciones y Transportes.
Este fue uno de los puntos donde las autoridades de la FAA encontraron deficiencias administrativas, pues para entonces la AFAC no contaba con la autoridad para la emisión de los certificados médicos, ya que el área de Medicina de Aviación estaba a cargo de la Secretaría de Infraestructura Comunicaciones y Transportes. Esto ya no es así, pues esta parte ya se subsanó e incluso emitieron ya un “Reglamento de Medicina de Aviación Civil” para que no quede la menor duda.
Para mayor claridad, con la expedición de este nuevo ordenamiento se regula el Sistema de Medicina de Aviación Civil, con el carácter de “obligatoria” para todo el personal aeronáutico. Con esto la AFAC ya tiene “dientes” para regular, aplicar, conducir y vigilar las actividades relacionadas al Sistema de Medicina de Aviación.
Esto le permitirá administrar tanto las unidades médicas que ya se tienen, como tener los recursos necesarios para abrir nuevas unidades médicas, que tanta falta hacen. Quiero puntualizar que este punto es medular, pues hoy en día seguimos con la saturación en las citas para el examen médico.
Para que se den una idea del nivel de citas que se manejan, diré que de acuerdo con cifras de la propia AFAC, tan solo de enero a junio de este año se expidieron 8,801 licencias, y para obtenerla, el paso previo es obtener “apto” en el examen médico.
Ahora queda perfectamente claro que es la AFAC, y no la SICT quien emite los Certificados de Aptitud Psicofísica, con la potestad de en cualquier momento solicitar (a las aerolíneas u otro prestador del servicio aéreo) la información de su personal cuando lo considere necesario. Muy importante que evolucione de Medicina de Aviación a un Sistema de Medicina de Aviación Civil, porque al día de hoy apenas contamos en todo el país con escasos 12 médicos “dictaminadores del personal técnico-aeronáutico”.
El objetivo es que más médicos del país se vayan especializando en Medicina de Aviación. A diferencia de las aves de mal agüero que desean que le vaya mal al país, yo espero que con todos estos cambios -lentos sin duda-, además de la tan anhelada Categoría 1, logremos por fin un cambio verdadero al interior de Medicina de Aviación y de Licencias, para acabar con lo que hoy es un viacrucis para todo el personal aeronáutico que requiere de una licencia para trabajar y desempeñarse como profesional.
Las inercias son fuertes, y para cambiar esto se requiere no solo de los ordenamientos legales y de la voluntad política. Habrá voces inconformes porque se les acabará “la mina de oro” para hacer chanchullos. No faltará quienes ya estén buscando los recovecos legales para sacar raja, pero necesitamos creer y convencernos de que todos estos cambios son para el bien de todos.