Por Eugenia Jiménez
Los obispos y sacerdotes convocaron a marchas a favor de la mujer y la vida realizadas el pasado fin de semana en 89 ciudades de la República mexicana, pero el acompañamiento que dieron a sus fieles fue casi nulo.
Pese a que el Papa Francisco les ha solicitado ser pastores con olor de ovejas, al parecer la jerarquía católica prefirió resguardarse en sus templos y no conocer su realidad que es la pérdida de su liderazgo social.
Las cifras de estas movilizaciones mostraron un músculo débil de los obispos, según datos oficiales del Frente Nacional por la Familia participaron en las marchas un millón de personas, no todas católicas.
De los más de 100 obispos que hay en México menos de 15 salieron a las calles a respaldar a sus fieles, igual de reducida fue la participación de los sacerdotes que son cerca de 20 mil en todo el país.
El INEGI en el Censo del 2020 señala que en México hay cerca de 97.9 millones de católicos, por eso los organizadores de grupos pro vida esperaban una mayor participación de los fieles en contra del aborto, pero la marcha fue un reflejo de que se tienen pastores alejados de sus ovejas desde hace décadas.
Marcha en CDMX
Tan sólo en la marcha en la Ciudad de México, que fue del Auditorio Nacional al Ángel de la Independencia, se dieron cita cinco obispos, unos cuántos sacerdotes, una docena de seminaristas del Seminario Mayor de Tlaxcala, los contingentes más numerosos fueron de religiosas de diferentes congregaciones.
La Secretaría de Gobierno de la CDMX informó que participaron en la movilización 9 mil personas y según los organizadores fueron 100 mil.
A las 11 horas de este domingo llegaron al Auditorio Nacional los obispos Salvador Rangel de Chilpancingo-Chilapa; Jesús José Herrera Quiñones de Nuevas Casas Grandes y responsable de la Dimensión Episcopal de Vida; Julio César Salcedo Aquino de Tlaxcala; Alfonso Miranda obispo auxiliar de Monterrey y Héctor Mario Pérez Villareal obispo auxiliar de la Arquidiócesis de México.
Entrevistado durante el recorrido Alfonso Miranda, secretario general de la CEM, entusiasta, afirmó: la marcha fue “un éxito, estamos contentos y felices porque ha habido un despertar de muchos laicos a favor de la vida y se han manifestado en por lo menos en 89 ciudades desde ayer sábado”.
Y después de ésta movilización, ¿qué se espera?, se le cuestionó, a lo que dijo: “La idea es que sea un despertar de un cierto silencio que hacía falta que alzaremos la voz todos no sólo obispos y sacerdotes, sino también las mujeres, los jóvenes que están a favor de la vida.
“No queremos la muerte, no queremos imposiciones, defendemos la vida, dicho sea con todas las letras desde la concepción de la vida hasta su muerte natural, pasando por todas las etapas de la vida y las condiciones sin discriminar ninguna”
Ante las críticas sobre que los obispos y sacerdotes se queden en los templos y no hagan política pública, expresó:
“La política es el bien común, la vida no está en los templos, la vida está afuera, la vida está en el templo materno y hay que defender, no es una causa eclesial, es una causa ciudadana, es una causa social, es una causa del pueblo”
La convocatoria para la movilización del 3 de octubre fue hecha por el Episcopado Mexicano, los obispos enviaron comunicados a sus sacerdotes para que difundieran la marcha y animaran a los católicos a asistir.
Pero su activismo se quedó sólo en mensajes y homilías en sus templos, abandonaron a sus fieles en las calles.
Además de los cinco obispos que marcharon en la CDMX, otros que se animaron a ser pastores de a pie fueron: los arzobispos Faustino Armendáriz Jiménez de Durango y Víctor Sánchez Espinosa de Puebla; los obispos Hilario González de Saltillo José Guadalupe Torres, de Ciudad Juárez y Eugenio Lira de Matamoros.